martes, 17 de enero de 2012

Párrafos extraviados

Tiempo atras pensaba en ella, los días son diferentes, aún llueve, todavía el cielo es gris. Tal vez la soledad ocupó el último lote disponible en mis recuerdos. 

Hoy es tan cotidiano despertar, beber café, leche descremada, edulcorante, pan de molde, un poco de mermelada de granadilla y leer el periódico. No hay más letras con su nombre, no hay más de ella en mi cereal.

Alguna vez juré cuidarla, bailar con ella incluso debajo de los puentes, correr en sentido contrario a los autos, buscar la muerte juntos, querer todo y nada; nunca fue suficiente. 
Alguna vez, sobretodo aquel día en su auto, yo dormía, soñaba una vida mejor; ella me bajó del auto, me prohibió beber, mentirle y volverla a soñar. Aquel día tenía el cabello de otro color, era rojo, como la sangre, como el amor, rojo amor y rojo muerte. Me pidió que la odie, que me aleje, que no sea yo. Nunca entendí su propósito, hoy no recuerdo sus besos, su cuerpo, sus bellos senos, sus labios rojos, su voz; se que esto no fue lo que quizo, hubo algo más entre nosotros y nunca lo sabré.
Hubo algo más entre ella y yo, algo más que palabras sueltas, que historias escondidas, que secretos, que mentiras, que verdades, que medias verdades. Yo lo se, ella no.

Tiempo atrás pensaba en ella, hoy es todo diferente, comulgo los domingos, me peino de costado con gel, uso lentes de contacto, no escribo canciones, nunca llego tarde a mis citas y soy un buen cristiano.
Tiempo atras escribía sobre ella, hoy sólo fueron unos párrafos extraviados, sin dueño, sin musa, sin vida, sin amor.