domingo, 18 de marzo de 2012

El sonido la busca

Hoy extrañé subir a mi patrulla, recorrer sus calles e interrogar su delito,
caminar sobre mi último deseo.

lunes, 12 de marzo de 2012

Un nuevo día

Hubo un día que todo decidió ser nuevo, las nubes eran claras y el sol no dejaba de alumbrar. Mis frases eran nuevas, las calles eran desconocidas, como un sueño robado en el momento preciso, cuando el final es un inicio. Ese día aprendí a escribir con la mano izquierda, a silbar y respirar al mismo tiempo, a mentir sin sonreir y a decir lo que hacía sin verbos ni sustantivos.

Ese día conocí a una nueva musa que caminaba hacia mí, fue en la tienda de discos, esas tiendas en dónde sólo uno se contenta con ver las portadas antiguas. Estaba ella con muchas pulseras y cabellos despeinados, como una guitarra recién afinada, que suena bien a distancia; me gustó con sólo verla, con sólo creer que era un nuevo día y ella era parte de eso. Estaba ella con zapatillas de colores, con silencio en sus ojos y mucho que decir en su sonrisa. Estabamos ella y yo. Eramos parte del limbo, del sueño robado en el momento preciso. Del sueño que nunca debe acabar. Me acerqué y señalando el disco que tenía en sus manos le dije que era lo suficiente atractivo como ella. Sonrió y se volteó, se fue en busca de otros discos. La seguí y me mostró uno de AC/DC, y diciéndome "este soy yo", volvió a sonreir.

Todo sería nuevo, mis palabras, mi modo de caminar, mi forma de enamorar.

Conversamos el resto del día sobre lo que quería hacer, sobre poesía, sobre historias ocultas y otras mentiras que con el tiempo son verdades ajenas. Era ella parte de aquel día nuevo, de aquel cielo nuevamente celeste, de aquella vida mía que intentaba nuevamente ser vida. Cuando pude besarla lo hice y fue como estar en una piscina con niños, todo parecía siniestro, todo parecía prohibido.

Los días nuevos fueron pocos en mi vida, ella quiso realmente que el día no tenga un final, que el día sea semana, mes y año; que el creer lo contrario sea innecesario. Pronto fue oportuno decirle que la quería, fuimos por más discos a la tienda y en el camino decidimos perdernos, buscar juntos nuevos días y pensar un poco en la noche.

Hubo un día que suele no acabar, que suele reinventarse y convertir el pasado en una analogía de mi presente, en un verso, en razón para mis estrofas. Ella existe en todo lo nuevo, en todo lo que venga de mí, en las intenciones y hechos; y en mi parte material que me llevó a esa tienda de discos.

Ella es mi día nuevo, mi disco favorito, mi canción para vivir.