miércoles, 21 de diciembre de 2011

Deja vu

Cuando el amor se acaba, empieza otro de inmediato, te guiña el ojo derecho y me dice mi nombre al oído.
Inicia la llovizna de verano, la mentira escapa de su boca, el silencio es parte de los sueños y no cantan los pajarillos en la mañana.

Hoy descubrí todo esto, hoy entendí que soy el culpable de su inconsciencia, de tu egoísmo y de tus malas palabras.
Hoy me ahogaré en sus caricias olvidadas, de sus versos sin rimas, de sus pinturas, de sus canciones y de su voz ronca.

Deja vu cuando miro su cinturón rojo, sus tacos en punta, su peinado antiguo y sus labios sin labial. Ella parece mi profesora de colegio, parece mi sueño de niño, pero es mi pesadilla de adulto.

Prefiero decirle adiós.

sábado, 6 de agosto de 2011

blackbird

pienso en ti,
sobre un jardín mudo por nuestra mentira,
debajo de un cielo oscuro por nuestro olvido

hoy, dentro de un cuerpo que no responde cuando pienso en ti

sábado, 21 de mayo de 2011

Mi juego

Lo mejor de mi vida empezó cuando aprendí a pronunciar su nombre con acento corregido y muchas sílabas menos.
Lo mejor de mi vida terminó cuando ella pensó que su vida era lo único que yo debía comer y beber, lastimosamente lo intenté.

Una de esas tardes, en las que mi habitación retumbaba con la voz de Thom Yorke mientras ella bailaba desnuda sobre mi cama, descubrí que la amaba y aunque sonaba incoherente decirlo, las mentiras siempre pusieron mi piel de gallina. No era del todo cierto, mis antiguos amores nunca fueron historias reales, hubo mucho de autoestima y agitación adolescente en cada cuerpo que toqué. Lo que si fue cierto es que alguna vez decidí subirme a la cama con ella, besarle, mentirle y amarla con mi ser, con mi alma y con eso que se llama pasión.
Esa tarde, nuestro silencio sexual se tornó romántico y lo curioso fue que la incomodidad cotidiana a decirle la verdad me hizo amarla tal cual. Los siguientes minutos con los ojos cerrados pensé qué tanto significaría para ella, qué  tanto le importaría olvidarme con el pasar del tiempo y qué tantas cosas abandonaría debajo de mi cama los próximos días.


Después de aquel momento, muchas fotografías que guardaba entre libros, muchas cartas viejas que escondía en mi guitarra y muchas otras reliquias fueron olvidadas. Quizás sigan ahí, con el mismo nombre y apellido, con el mismo peinado y la misma falda a cuadros; sin embargo, no es necesario traerlas al presente.

Aquel día, quizás debí dejar mis lentes en casa, debí acomodarme el cabello hacia la derecha, sentarme de costado y prestar atención al ruido de sus labios; pero fue difícil, su cuerpo desnudo era un concierto en primera fila, no había marcha atrás, el juego había comenzado...

domingo, 17 de abril de 2011

Tiempo después

Había perdido todo, quedaron atras los días de felicidad, carcajadas de tarde, sueños a su lado, verdades en nuestros oídos y tantas peleas estúpidas.

Reconocí tiempo después que estuve equivocado y que tendría que aceptar mi soledad, porque no había camino de retorno. Era difícil, pero era mi elección; y aunque el tiempo puede cambiar las cosas, en mi caso lo único que hizo fue sacarme del paraíso perfecto.

Al borde de la locura, volví hacer muchas cosas que había dejado de lado. Revivieron mis canciones que llevaban su nombre, fui nuevamente un sonámbulo perdido en las madrugadas, mi interés por la nada fue proganista otra vez y mis sueños tan confusos como cuando pensaba suicidarme a los 27 años
No tenía sentido, estaba siendo absorvido por la indiferencia, por la terquedad y por la rutina; simplemente estaba en el limbo.

No había solución, dejé mucho a su lado, quizás todo. Debía recordar mi identidad y pensar que, estaría solo, flotando sobre mis ideas siempre cuadriculadas. No había solución, ya lo había perdido todo, pronto dejé de hablar, semanas después de moverme. Al poco tiempo nadie me reconocía, no sé en que me había convertido. Solo me quedaba cerrar los ojos y olvidarme incluso de cuando nací, no era necesario tenerlo presente; ella tuvo razón, el tiempo no pasa por gusto.

jueves, 14 de abril de 2011

hoy no es

parpados azules, neblina incandescente
centinela nocturno que apaga las luces de tu ventana

soy quien trata de descifrar tu sonrisa, maligna,
oscura y perdida en mi memoria

No existo si no hay mentiras en tu sombra, 
no importa si el cielo ahora es negro

vida, tonta, como cuando naciste en tu pesebre;
falta explicar porque no somos iguales, todo es un ritual

lento como las nubes al caminar, torpe como tu mente al volar,
olvídalo, no debes mencionarlo, porque hoy no es 

lunes, 14 de marzo de 2011

Patética

Veinte horas a tu puerta, viento y mares a tu lado, lunes de primavera y abrazos debajo de la cama.
Cristal azul en tus zapatos como quince velas femeninas, no suelo ir detrás de infantes, prefiero el pan fresco en la mañana.
Mentiras en el ropero, verdades detrás de tus anteojos, silencio en mi corona y problemas sin descifrar.
Vuela sola, libre como los pájaros al amanecer, no cambio tu plegaría por dolor, es parte de aquello que no es tuyo.
Camisas y botones, formalidad por todos lados. Olvidé cuanto quería vivir y preferí ser un muñeco de papel.
Eres patética aunque crea en tu belleza y mis musas más me dirán lo mismo, solo y tonto estaré por tu pecado.
No quiero tu dolor sobre mi espalda, no deseo involucrarte en mi drama y sentir que no te importa lo demás.
Siempre has sido un poco más que historias desordenadas y retazos de papel sobre mi almohada.
Sabor que olvido cuando duermo y recuerdo con sólo pensar, no soy parte de ti. No eres parte de mi.

Entendí tu acertijo después de muchos trabalenguas, eran simples como cuentos para niños, aún soy incierto como tu futuro a mi lado, como las calles en la tarde, como el cielo en el verano, como tus sueños a escondidas y tu vida sin la mía.

Somos parte de aquello que no existe, somos algo que jamas existirá.


martes, 8 de marzo de 2011

Tiempo paralelo

Pasaron varios meses para que nuevamente me hable, al parecer, Ella entendió que vivir sin mí era su peor error.

Fueron meses en los que decidí aprovechar la soledad y su indiferencia. Conocí a una chica de cabellos castaños que tiempo atrás me trajo loco. Aprendí mucho con ella, aunque no fuimos los amantes perfectos, puedo decir que fue parte de mí más de una vez. La mejor cómplice.
Quizás lo necesitaba. Siento que tiempo atrás debí quitarme la duda, pero fue parte del momento y, además fue espectacular. Con esta nueva chica sólo logré más de mí todas las noches, volví a estudiar francés, recuperé el viejo saxo de mi abuelo y por fin dejé de beber. Como perfecta complice, ella debía ser parte de cada cosa que sucedía, incluso cuando no le importaba en lo absoluto. Aquellos días parecían interminables, sacados de cualquier canción de la subte inglesa. Más de una vez nos dijimos mentiras mirándonos a los ojos, nunca creí que fuera verdad, pero no podía negarme a tener los oídos abiertos. 
Una noche pensé que sería eterno, ella no quería eso para nosotros; de inmediato me di cuenta que aunque muchas cosas puedan cambiar en mí, siempre sería el mismo cuando de dar un segundo paso se trataba.

Nos alejamos porque así debía ser, ninguno de los quería hacerlo, fue parte del plan; decirnos nada luego de todo. A ella le pareció normal, no la volví a buscar a pesar que todos los días la encuentro en mis sueños.

Luego de que se fue la chica de cabellos castaños, nuevamente Ella volvió a hablarme, quien tiempo atrás me dijo que yo no servía para nada y moriría debajo de algún puente intoxicado consumiendo las drogas que habían en mi habitación, aquellas épocas.

No era del todo real, yo sé que mi caracter lograba que cualquiera se aburriera de mí con solo decirme dos palabras, pero era parte del show y no había vuelta atrás. Habían transcurrido varios meses, olvidé mis antiguos cómplices y me dediqué a lo mismo, buscar la muerte cada instante, con Ella a mi lado, Ella y quizás alguien más mientras soñaba.

jueves, 10 de febrero de 2011

Manifiesto Punk


Fui por unos tragos, salir con ella involucraba alcohol, excesos y mucha, pero mucha pasión. Yo era joven y aunque nadie lo creía, era muy inseguro sobre lo que realmente quería llegar con ella.
Pedí un par de tequilas a la mesa, al seco, sin limón ni sal, como cuando era un colegial. Los bebimos rápido como era de esperar, de inmediato pedimos un par adicional.
La noche era nuestra, tan corruptible como siempre, aunque en el fondo sabía que ella era parte de un mundo paralelo en dónde pasó a ser ni novia luego de varios años de desconocida. En la realidad, los romances olían a pedo y ni joder que intentaríamos algo serio. Sus cabellos castaños ondulados y el cierto tono extranjero al hablar me provocaban gracia, porque luego de la tercera ronda de tequila ya no pudo pronunciar mi nombre.
Me levanté de la mesa para pedir un encendedor prestado, alguien de la barra me dio fuego y el tabaco nocturno nos invadió, fue tonto, porque al rato empezó a decirme que esos vicios los dejó cuando era adolescente y luego de tanta insistencia, apagué el cigarrillo contra el piso.
Íbamos por la quinta ronda, sus labios eran rojos, sus uñas también, me recordó a la bella Roxanne de The Police; empecé a hablarle al oído, era imposible que me entienda con tanto ruido alrededor. Se sonrojó con mi propuesta, no era indecente, pero tampoco parte de una situación formal. Me dijo que estaba muy ebria para responderme, asumí su silencio como algo positivo y nos fuimos a bailar.
Yo era pésimos con los pies, malacostumbrado a mover solo la cabeza y los hombros en el rockandroll, me sentí muy torpe al intentar demostrarle mi estilo en la salsa. Algo debió gustarle, se rió, me miró y avergonzada nuevamente me dijo que le recordaba a su viejo. Para mí fue un insulto, estuve cerca a vomitar. Principalmente porque el tío era fanático de Lavoé y toda esa lista de presos centroamericanos, pero en fin. De seguro notó mi incomodidad y me dijo para ir por una ronda más de tequila, yo había perdido la cuenta.

La noche era larga y los minutos me intrigaban sobre como terminaría todo, era más de lo mismo pensé. Quizás tuve razón.

Esa noche descubrí que es posible solo beber y olvidar que existe la vida, prender un cigarrillo y sentir como se consume el tiempo.
Porque estoy seguro que en algún mundo paralelo no me equivoqué, ni siquiera al momento pagar la cuenta.