martes, 5 de mayo de 2015

Inevitable

Hubieron días buenos alguna vez. 
Ella con su sonrisa muy cerca y sus ojos brillantes que a él le tapaban la boca y abrían su alma.
Aquellos días con ella, con palabras e historias pasadas que quizás no debieron existir.
Pasaron los días, semanas y años.
Ahora ambos más viejos se cruzaban por la calle, se miraban como extraños y extrañaban mirarse, ellos que sin querer se enamoraron y olvidaron cuanto se querían. 
Eran viejos, tanto que la vida los cuestionó, los hizo mirar hacia atrás y querer regresar. Regresar quién sabe a dónde, quién sabe a cuándo y quién sabe cuánto.
Ahora que no hay preguntas ni respuestas, ni deseos prohibidos, ni miradas infinitas. 
Ahora que eso no existe para ambos, se preguntan agarrados de la mano cuándo fue el último día.
Juntos tratan de recordar el último beso, la última mirada, la última frase, el último adiós.
Pero agarrados de la mano es imposible que lo quieran recordar.
Siempre lo fue.
Es inevitable.