jueves, 29 de abril de 2010

Respuesta

Mira silenciosa como cae la noche,
yo desvisto lentamente tu inocencia extraviada.

lunes, 26 de abril de 2010

Siempre es lo mismo

Solíamos escondernos en baños ajenos, sonaban historias en nuestros oídos, el sudor era el perfecto cómplice, debía desaparecer antes de que alguien note la euforia desbordante. Visitamos camas con alcohol en las neuronas y dulcemente la hice mía besándola con malicia, mi silencio era parte del pasado, era parte de cada noche sin decirnos unas cuantas verdades a los ojos. Recuerdo aquel beso en los pasillos de la biblioteca, su mirada pendiente del resto, minutos que parecieron eternos y unos labios imposibles olvidar. Insinuamos que nunca sucedió algo, aunque por dentro continuábamos desnudos en algún hotel; nadie jamás imaginó sobre nuestro romance, salidas a escondidas, encuentros en esquinas, visitas sin razón y algunas otras cosas que no debo contar. Durmió en mi cama un par de veces y su olor se quedó grabado en mi conciencia de noches de insomnio y dolores de cabeza. Era imposible encajar nuestras vidas, pero gustosamente más de una vez lo intentamos, con el tenor de siempre que decía "es tan interesante" y sus ojos que me derretían incluso cuando estabamos delante de todos.

Sonará extraño, pero fueron varios años en los que estuvimos prófugos del placer y aunque no lo noté desde el principio, verdaderamente fue increíble que sucediera. Desde un beso con el humo del cigarro, hasta provocarnos en los cuartos de mi casa cuando los huespedes sobraban y era impropio intentar siquiera algo, no lo hicimos precisamente ahí.
El tiempo pasó y ambos dejamos de ser temas de conversación, viejos amores reaparecieron y fueron más duraderos; sin olvidarnos, varios besos repartimos en silencio; en el auto, en escaleras, en bares y paraderos; sin compromiso y con temor en las venas, nadie debía saberlo, infidelidad la que practican los adultos. Hasta ese momento mis intenciones eran las mismas, no podía negar que me gustaba, pero no podía aceptar que me cagaba por largarme con ella dejando aquél presente. Era difícil, no iba a casarme, pero enamorado estaba (o eso creía); darse media vuelta y escapar sonaba a cobardes y no era lo correcto.
Nos alejamos sin enterrar lo sucedido, porque tenía un precio interno, porque sonaba a cierto y aunque sí la quise, nada es eterno.
Recuerdo madrugadas con alcohol, con premisas inciertas sobre mi pasado y compañías adversas a nuestro presente, se hacía más imposible intentar algo, sonaba a traición que finalmente una vez más nos llegó al carajo. Hicimos el amor varias veces; debo confesar que fue sensacional verla desnuda; empezaba a notar que nuestras historias nuevamente caminaban juntas, aunque pareciera no ser cierto, aunque era inadecuado, aunque ninguno de los dos lo quizo, o quizás sí; nunca lo supe, nunca arriesgué, nunca dije algo más, no pude, simplemente no pude.

Hoy no sé si existe, quizás algún día... siempre es lo mismo.

jueves, 22 de abril de 2010

Nada

"Era cierto, había caído en negligencia y su mirada sólo quedaría grabada como un tonto arlequín enamorado, cuando se despide de la bella dama en el circo del pueblo".

Caminaba por la ciudad que me vio nacer, volvía después de mucho. Aún estaba presente el día en que nos despedimos, tuve que partir por mi necesidad de andar sólo, como un ogro y mi autosuficiencia ante los problemas que parecía no poder controlarla con nada. Todo éste tiempo tuve en mente sus pasos de bella bailarina en la cabeza, sus caricias y las tardes en que dormíamos como osos polares sin importar pasen las horas haciendo nada.

Nada, nunca sucedió nada. Nunca porque ambos no pudimos y aunque desear suele ser una sensación bastante intrascendental, se convierte en algo sin sentido luego de varias saboreadas.

Volvía de un viaje largo, doce horas en el avión y un vaso de vino antes de bajar con la maleta llena de porquerías. Era tan complicado pensar que me cruzaría con sus ojos nuevamente y las mentiras envueltas en palabras con sabor a caramelo no serían suficiente, que un dolor en mi cabeza aparecía, imposible de sacarlo, imposible de evitarlo. 
Fue muy duro olvidar desde lejos todos esos años junto a ella, esperando crear nuevas historias en mi cabeza y situarme en pensamientos positivos a pesar de que no hubo nada entre nosotros. Nada, nunca sucedió nada.

Dejé mis maletas en el hotel, mi familia quizás existía, mis amigos eran algo como un recuerdo borrado y ella era lo único que podría encontrar. No tenía intenciones de hacerlo, no escribí planes en mi libreta de notas, ni en mi agenda, ni en los papeles que pegaba detrás del celular para no dejarlos pasar. 
Me di una ducha y con el chorro de agua cayendo sobre mi cuello, entendí que la vida tiende a desparramarse cuando menos uno lo piensa, incluso cuando no está presupuestado; porque aunque nada suceda entre dos personas, siempre queda el hecho de haber perdido el tiempo. 

Con ella dejé mi juventud y lo peor, es que no sucedió nada.