domingo, 25 de noviembre de 2012

Los imposibles amores posibles

Esta es una historia sobre esos amores que son únicos, que no se repiten y que guardan inocentemente un recuerdo orientado al pecado.
Mi historia empieza mal, por eso no la contaré. Mis mejores amigos siempre son perfectas analogías a mi vida y a ese mundo paralelo oculto entre almohadas y frases con melancolía. Este relato les pertenece.

Estaba a pocos meses de casarme, mi esposa era genial. Como la que muchos desearían, digna para fotografías de calendario en verano, comprensible, nunca celosa y bastante despistada a mis hazañas de Robin Hood en busca del amor perdido. Ella contaba los besos que nos dábamos con rayas verticales en una libreta, guardaba los versos que le escribía entre su ropa para conservar mi alma muy cerca de su cuerpo y mentía todas las noches diciendo que yo era el mejor amante.
En cambio yo, sólo la amaba con mucha ternura y sabía que mi amor por ella debía ser una balada eterna. Pero, siempre hay un amor que no se olvida. Un amor que gusta, que llena y que no es amor. Es solo un placer que uno desea asesinar cada segundo de la vida y al mismo tiempo morir observando sus deliciosos pechos y peinando sus cabellos casi rubios. Ese amor inoportuno puede aparecer en cualquier momento. Respirar a nuestros oidos y nosotros caer sus pies, muchas veces sin tener la voluntad. Porque todos tenemos a alguien que nos saca de la autopista. Alguien que nos convence con un plato de comida, una pintura o un beso de buenas noches a la distancia. Alguien que convierte los saludos en caricias y aunque suene imposible una circunstancia sexual como la que quizas alguna vez nuestros sueños inventaron, se hace real con solo decir su nombre tres veces frente al espejo como la leyenda de "Bloody Mary".
Mi amor verdadero es posible y mi amor imposible también lo es, y a la vez es impensable e inevitable. Hay días que uno sólo sabe decir que no y con ella sólo puedo decir frases positivas, porque la eternidad me obligó siempre a decirlo de esa manera.

Estaba a pocas horas de casarme y ella fue a buscarme, mi amor oculto y escondido. Mi amor que no es amor, sino placer y algo que no guarda relación con el corazón, pero sí con el alma. No pude decir que no, hicimos el amor casi tres veces antes de dar el "sí" y sonriendo dijo que siempre podría ser así. Yo para ella y ella para mí. Porque lo imposible es sólo una circunstancia oscura en un mundo bizarro como el que me acostumbré a vivir con ella. Sus labios rojos siempre estarán en los míos. Su vida insana siempre estará sobre mí y no me importaría perder la mía, porque es posible, mi amor imposible. Siempre lo es. Siempre lo fue y siempre lo será.

Todos tenemos a alguien que jamás podremos resistir, es el pecado hecho carne, el deseo perfecto con nombre y apellido. Así es, está escrito, es imposible borrarlo. Es el estigma que cada uno sabrá diferenciar.

Yo di el sí. Amor imposible, estigma posible.
Por siempre.
* Demons - Fatboy Slim

domingo, 21 de octubre de 2012

Cinco caminos para morir

Fix you

Salimos a cenar, era viernes, era mi segundo matrimonio. Camino al restaurante nos preguntamos sobre cómo estuvo el día, sobre esas cosas que suceden y se olvidan a la mañana siguiente. Todos los viernes cenábamos, era una costumbre que iniciamos luego de casarnos. No lo hice en mi primer matrimonio por mi adicción al trabajo, al póker y a las carreras de caballos. Cenábamos pastas, carnes o comida japonesa, pero nunca bebíamos; aquel día lo hicimos. Pedimos una botella de vino para ablandar el paladar y contarnos historias pasadas. Ella inició con los cuentos de cuando era aún quinceañera, yo continué con mi teatro de Romeo y Julieta. Los viernes eran días que terminaban siempre bien, con ella en la cama, cansados luego de hacer el amor, contando los lunares de su cuerpo que conocía de memoria y preguntándome justo antes de dormir por qué no logré triunfar en mi primer matrimonio. Era un viernes cualquiera, empezó con el gimnasio, desayunando camino a la oficina, pasándome un par de luces rojas, llegando tarde al trabajo, mirando la computadora todo el día, discutiendo en reuniones, pensando en mis hijos, pensando en mi esposa, pensando en mi ex esposa. Era un viernes cualquiera, decidimos que ir al restaurante más cercano sería conveniente porque ella andaba muy cansada. No fueron pastas, carnes, ni comida japonesa y bebimos como nunca lo hacíamos. Luego de las historias pasadas pasamos por los romances prohibidos y terminamos con los deseos ocultos. No era la primera vez que nuestra tertulia matrimonial duraba tanto, su cansancio desvaneció y sus ganas por escuchar sobre mi ex esposa dieron un paso adelante. Fue una mala idea. No era viernes trece, pero era viernes y pedimos una segunda botella de vino. Mi historia con mi ex esposa era muy corta, lo único que queda son mis hijos, que además están ahora lejos de mí, con ella. Es una historia corta, pero verdadera. Luego de terminar la segunda botella pedí la cuenta. Fuimos por el auto. Había una gran luna llena sobre nosotros, aún veía sólo una, era un síntoma de que todo estaba en su lugar. Íbamos de regreso a casa, ella decidió encender la radio. Sonaba "fix you". Me miró y me dijo: Es un perfecto día para morir. Lo era, estando juntos podía serlo. Sentí que su mirada guardaba amor y odio, llevaba rencor, melancolía y misterio. Me convenció de que era un día perfecto para morir. Justo antes de que termine la canción repetimos juntos la última estrofa: "Lights will guide you home, and ignite your bones and I will try to fix you". Eso fue lo último que escuché de ella. Pisé el acelerador, cerré los ojos y juntos, llevamos nuestro amor al más allá.

All these things that I've done

Nunca me gustó viajar de madrugada, mucho menos cuando sabía que el vuelo demoraría casi cinco horas. Me recomendaron algunas pastillas para dormir, siempre dije que las raciones debían ser dobles así que tomé varias. La turbulencia me cogía de las pelotas cada minuto y aunque tenía el cerebro lleno de ansiolíticos, sentí que había un zoológico en mis oídos. Después de varios intentos logré dormir, aún faltaban varias horas para aterrizar. Soñé con mis viejos amigos, aquellos con los que compartíamos todo lo que no se debe compartir. Soñé con ellos y con nuestras aventuras, incluso traje de vuelta historias que había borrado por obligación. Dormido se puede hacer todo. Una vez intentamos juntos suicidarnos, era un reto, quien sea el último en morir habría ganado la apuesta y podría disfrutarla por los siguientes segundos de agonía. Era interesante, cinco personas buscando morir sin ninguna razón, o quizás sí, el único motivo lo llevábamos dentro, en nuestros corazones torpes, avergonzados por nuestra juventud. Seguía en el avión aunque aquel sueño me transportó a un lugar oculto, un lugar que yo mismo había escondido en mi subconsciente. La turbulencia logró que el sueño sea más real. El suicidio estaba prohibido entre nosotros, debíamos compartir todo, menos la muerte. Las reglas se rompen, aquella vez la rompimos. Compramos muchas pastillas, todas juntas nos llevarían tan lejos como ninguna sola podría llevarnos. Mezclamos los colores hasta cada uno tener más de un arco-iris sobre la lengua, bebimos una botella de alcohol y enviamos la droga muy dentro de cada uno. Los minutos pasaron, eramos cinco y pronto fuimos cuatro. Uno de nosotros se durmió y no podía despertar. Los suicidios con sobredosis de este tipo suelen ser traumáticos. Esta vez lo era porque nuestro reto empezaba a parecer estúpido y aunque queríamos dar un paso al costado, no había camino de regreso. Estábamos en la playa, los cinco tirados en la arena, luego de una hora de mirar al cielo y escuchar las olas del mar sólo eramos tres los que vivíamos. Aún no perdía, debía ganar, ese era el reto. Nuestros cuerpos no respondían a lo que queríamos hacer, debíamos irnos, la tarde empezaba a alejarse y con ella también uno de los tres que quedábamos. Adiós amigos "drugos" pensaba, era parte de un azar que nunca entendí. Era de noche y habían cinco cuerpos sobre la arena, tres eran cadáveres. A lo lejos escuché gritos, sirenas de ambulancia o bomberos, o quién sabe qué. No tenía fuerzas, sólo cerré los ojos, aún escuchaba a mi alrededor. Sentí que me llevaban a otro lado, que mis grandes compañeros venían conmigo. Aún no ganaba, escuché a lo lejos: "Aún hay dos con vida". Tuve lástima, me sentía muy débil, pero debía ganar. La turbulencia volvió y esta vez con más fuerza e intensidad. Desperté y con una docena de ansiolíticos corriendo en mi sangre traje a mí aquel recuerdo. Estuvo tan lejano. Me costó traerlo de regreso. Aquel día gané el reto, fui el único sobreviviente, alguien a lo lejos vio nuestros cuerpos y llamó una ambulancia. Nos llevaron con mucha prisa, sólo dos vivíamos hasta ese momento. Mis otros tres amigos debían esperar la llegada de la policía y el fiscal. Llegamos al hospital, a mí y a mi compañero nos entubaron, hicieron todo lo posible para que expulsemos las pastillas que tragamos, era imposible, o bueno, así lo fue para mi buen amigo. Yo en cambio, logré vivir. Gané el reto, es injusto, fue estúpido. Acabo de recordar que odio viajar en avión, más cuando es de madrugada. Pero la docena de ansiolíticos que tomé me ayudará. Me hará perder o de repente ganar. No lo sé. Seguía en el avión, me puse los audífonos y sonaba "all these things that i've done". No es un buen día para ganar.


Born slippy

Llega el día en el que uno despierta con ganas de sentir todo al mismo tiempo. Felicidad, tristeza, dolor, pasión, culpa, miedo, calor, optimismo, tranquilidad, esperanza, interés, ilusión,  odio, admiración, seguridad, cariño, satisfacción, lealtad, nostalgia, egocentrismo, amargura, desaliento, pena, egoísmo, ansiedad, vergüenza, aburrimiento, nerviosismo, amor, soberbia, superioridad, desaliento, fastidio y ambición. En los últimos diez segundos antes de morir, se mezcla lo bueno y lo malo. No es bueno mezclar acontecimientos, tampoco relacionar sentimientos. Eso nos lleva al colapso total. minutos antes había probado por primera vez una dósis de heroína. No recuerdo dónde estaba, pero mi cuerpo tembló por completó y traje a mí la intro de "born slippy". Pensé que no importa lo que haga. Importa lo que sea. No importa lo que tenga, importa lo que sienta. Era lo último. No había más. Lo había hecho todo, lo era todo, lo tenía todo y lo sentía todo. Dije adiós y vi los ángeles llevarme. Se acabó el cuento, se acabó la vida. No hay vuelta atrás.


Chasing cars

Alguna vez estuve enamorado de una pintora. Ella lo sabía. No era necesario evitarlo. Nunca le escribí una canción. Nunca le confesé que eran ciertas las historias sobre nosotros. Sobre mí y sobre ella. Cuando recuerdo esas épocas vienen a mí tantos errores, como los de haber cultivado nada dentro de mí y haber perdido el tiempo creyendo en circunstancias que no valían la pena. 
Alguna vez estuve enamorado de una abogada. Ella lo sabía. No pude evitar que se entere. Era abogada en el bufete que contrató mi mejor amigo para demandarme. Peleé con ella en más de una oportunidad, reclamé mi parte en la empresa que con mi gran amigo creamos. Ella obviamente me odiaba. Es tonto recordarla, hablamos muchas veces en el juzgado. Nos vimos inclusive en un par de bares. Al poco tiempo, perdí el juicio y mi fiel amigo se casó con ella. Me invitó a su boda. Yo estaba en la banca rota, en la quiebra. No fui. Le envié de regalo un disco, uno en dónde estaba "chasing cars". 
Alguna vez estuve enamorado de una poeta. Una escritora sin remedio. Una niña extraña, con rasgos de perfecta amante. Ella también lo sabía. Sí, soy un perfecto tonto cuando se trata de ocultar lo que siento. Escribía en un diario conocido. Era redactora de noticias de actualidad. Vivía a dos cuadras de mi casa. Cuando la visitaba, me recibía con una blusa larga hasta sus rodillas, sin nada debajo, unas botas grandes sin pasadores, labios rojos y con el cabello recogido. Era perfecta. Tenía poemas pegados hasta en la refrigeradora. Mi empresa, de aquella época, se encargaba de publicitar sus libros y su imagen. Me encantaba visitarla. Luego de algunos meses y varios desamores, todos culpables de su gran poesía, decidió quitarse la vida dentro de su tina. Aún no entiendo cómo fue. 
Alguna vez estuve enamorado de una fotógrafa. Ella lo sabía y se burlaba. Era lesbiana. Un día confesó que si por alguna razón debía elegir un hombre para pasar el resto de su vida, ése sería yo. Nunca sucedió. Hoy está casada, adoptó dos perros porque la ley no le permite tener niños. Aún nos vemos, le gusta tomar fotos de la vista que tengo en el departamento. Serán las últimas fotos, en unos meses tendré que venderlo. Sigo en banca rota.
Alguna vez estuve enamorado. Siempre ellas lo supieron. Es parte de la realidad. Es parte de lo que uno quiere lograr. Estoy seguro que no me olvidarán. Hace unos minutos recibí un presente por mi cumpleaños. Me lo enviaba mi gran mejor amigo y su esposa abogada. El regalo era una caja y una carta. Dentro el disco donde suena "chasing cars". No abrí la carta hasta escuchar cada palabra de la canción. Conforme pasaron los segundos pronuncié lentamente lo que decía en la carta: "Nunca te olvidaremos". Inmediatamente dejé de existir.

God

No soy dios. No existe ningún dios. No tengo por qué pensar en uno. Si escucho mi interior es suficiente. Me gusta demasiado cerrar lo ojos y dejar pasar los segundos sin pensar en nada. Que el tiempo se lleve nuestra vida. Porque es inevitable perderla, así como es inevitable conseguir la muerte. Quizás algún día eso pueda cambiar. Mientras tanto, sólo sé que no soy dios y que me encantaría morir escuchando "god". Cerraré los ojos y los segundos huirán.
Mi sueño ha terminado.

sábado, 18 de agosto de 2012

Alguna vez

Alguna vez nos contamos historias, nos dijimos mentiras, nos ensuciamos en el jardín. Alguna vez dormimos juntos, nos jalamos los cabellos, nos enterramos en el fondo del ropero. Alguna vez nos olvidamos y nos recordamos, nos trajimos de vuelta y estrujamos como ropa sucia. 

Aún escucho esa canción que narra nuestra historia. Yo con hijos y tú en un café, nos encontramos y extraviamos. "Cambio a toda esta familia por un segundo con vos". 

Alguna vez nos encerramos en su habitación. Alguna vez la encerré en mi corazón, la até a mis locuras, la cogí de los brazos y le hice daño. Alguna vez lamenté mi estupidez, mi inseguridad, mi pecado. Alguna vez busqué mi felicidad debajo de su ropa, una sonrisa eterna entre sus cabellos y el paraíso en sus labios. Alguna vez mentí diciendo que no la amaba, negando mis sueños a su lado, cambiando mi verdadero amor por un tonto capricho. Alguna vez la cagué y la volví a cagar, seguí cagándola hasta el punto de hacer mierda nuestro libro. Alguna vez le escribí canciones que aún sigo cantando en su nombre. Alguna vez callé, dejé que el vaso se derramara, que me siga a casa, que los días sean fríos, que nuestros días sean tensos. Alguna vez desperdicié su amor, confundí mis deseos con mis ganas de sentir nada, traté de ser mejor a costas de volar en un cielo sin estrellas. Alguna vez juré mi amor. Alguna vez compartimos sueños. Alguna vez fui yo. Alguna vez la sentí mía, hoy solo soy yo y el maldito "alguna vez"...

domingo, 5 de agosto de 2012

Dos 007


Y cándido me encontré,
en esos espacios que oscurecen mi vista
todavía extraño tu presencia.
Desearía ser niño otra vez.

Los días son tan claros como tus ojos
y mi vida tan liviana como tu cuerpo.
No interesa depender de tus mentiras.
Es mi alma la que se pierde con el tiempo.

Yo no quiero renacer de tus palabras.
Quisiera encontrarme nuevamente en tu desierto
ya no se ni lo que quiero,
es esta vejez adelantada.

Aún recuerdo esos días a tu lado
tu corrías tras deseos desenvueltos,
yo era el aire de aquellos desenlaces,
no importa olvidarte otra vez.

se que todo regresa y se va.
se que estando sin ti ya nada importa.
olvidé como era tu mirada al sonreír.
somos una pesadilla que no puede existir.

domingo, 17 de junio de 2012

Nunca ayer

Y sin darme cuenta, perdí todo. 

Es un día nuevo, aunque quizás sería correcto decir que es una tarde nueva; porque llueve y acabo de almorzar. Odio los lunes, aún no sé el por qué, pero los odio. Siempre dieron como resultado malas decisiones, quizás es pura coincidencia. 
Lo importante es que, hoy es una tarde nueva y aunque no es fácil iniciarla, estoy seguro que será imposible terminarla. Vienen recuerdos a mi cabeza, viajes a otras tierras, un departamento en la playa, auto de dos puertas, jueves de patines, salidas al cine todos los lunes, un bar propio y un par de niños en el jardín. Los recuerdos muchas veces llevan un sobrepeso, una carga adicional a lo que realmente significan; de todos modos no se pueden borrar. Es estúpido pensar deshacerte de ellos, porque son parte de lo que somos, son parte de lo que dejaré de ser cuando muera. 

Es un día nuevo, insisto, y sin darme cuenta, lo he perdido todo. Como cuando llega el mar a la orilla y derriba el castillo que mucho tiempo llevó construir. Es el instante cuando el tiempo no guarda relación con la realidad y los deseos importan una mierda. Alguna vez la vi bailar y me enamoré, alguna vez creí que todo era perfecto, alguna vez quise morir a su lado, alguna vez intenté decir su nombre y el mío si despegar los labios para sentirlo en el fondo de mi ser. Hoy, es un día nuevo o una tarde, o una mierda distinta; pero aunque tenga un sabor a jodido, debo admitir que es el resultado de los errores que ningún jefe perdonaría. Debería ser expulsado de mi trabajo por esto, expulsado de este mundo y de cualquier otro, sin derecho a regresar, sin permiso para dar vuelta atrás.

Es un día nuevo, existe El Recuerdo y La Imaginación, la pareja perfecta. Un día como hoy estuve de su mano, gritamos por las calles corriendo sin sentido, de un lado para otro, riéndonos y llorando. El Recuerdo me dice que los días nuevos no existen y La Imaginación me dice que nada aún terminó, somos siempre los mismos. A la mierda los días nuevos, a la mierda creer que no se puede, a la mierda sentir algo diferente, los juramentos se cumplen aunque las razones no sean justas. Hoy, que no es un día nuevo, aunque crea lo contrario, mi vida se alimentó de disculpas y pretextos. Hoy, he sentido por primera vez lo que es que mi vida no tenga sentido. Hoy, descubrí que los días nuevos sólo existen en la series de televisión, aquellas que vimos cuando eramos adolescentes; pero en mi vida, esa mierda no tiene lugar. 

En mi vida, existe El Recuerdo y le doy permiso a La Imaginación para crear lo que desee, así la realidad no lo permita. 

Y sin darme cuenta, estaba dormido pensando en ella.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Fiesta

Tarde, muy tarde. Lo suficiente para necesitar un foco encendido, velas o un cigarrillo. Sus piernas abiertas de par en par y sus ojos apuntando a los míos, esta vez me decían algo más que mentiras. De madrugada siempre pensé mejor y también con algo de sentido. Luego del sexo, llegaba la fiesta. Unas copas de vodka para ella y un poco de indie para mí.  Un analgésico para la resaca y a seguir bailando, en el medio de todos, sin zapatos y abrazado de los amigos; ella mirándome y haciendo callar mi locura, tan extrema como siempre. Siempre locales grandes, techos altos, poca luz y mucha droga. Pronto ella se unía al grupo y ensuciaba sus zapatos de colores con el alcohol chorreado en el piso, movía las caderas al ritmo de quién sabe qué cosa y opacaba mi nirvana interno.  Lo siguiente era más sexo, más palabras sin sentido y muchas mentiras. Ella con otros y yo en el piso, sólo reía con otras. Fiestas que nunca acababan, fiestas de verdad, con historias que llevamos en las venas y amores ocultos en la ropa interior. Cuando ella me devolvía la mirada era sinónimo de que debíamos partir, el final de la fiesta, el beso de buenas noches y muchas chicas en el auto. Todos juntos hasta la mañana siguiente, como almas en el purgatorio que esperan el perdón, como las silabas, uno tras otro. Ella a mi lado, un beso en la mejilla, ajena para todos. Ella que siempre tuvo el poder de hacer que todo esté bien y yo que todo siempre lo tuvo que joder. En la fiesta, no importa lo que quiera, sólo cuenta qué tanto desee olvidar; con ella, jamas quise olvidar algo, aunque hoy poco recuerde.

lunes, 2 de abril de 2012

Quizás

Quizás los días traigan mejores palabras,
quizás tus piernas sean tan tiernas como en mis sueños,
quizás encuentre mi ropa sucia debajo de la cama,
quizás mi auto tenga combustible para todo el mes,
quizás mis sueños sean tuyos y tu vida sea mía,
quizás lleguemos juntos algún día cuando hacemos el amor,
quizás el cielo sea verde, negro, rojo y nuevamente celeste,
quizás los arboles caminen de madrugada mientras duermo,
quizás las mentiras sean sólo verdades mal entendidas,
quizás me quieras como te quiero y como deba ser,
quizás me entiendas, quizás me pienses, quizás, quizás...

Quizás sea yo luego de tantos disfraces,
quizás te cante una canción que te enamore,
quizás tratemos de escapar de la rutina,
quizás aprenda a cocinar como mi abuela,
quizás sea un buen padre algún día, alguna tarde, alguna noche,
quizás me gusten tus faldas más que tus pantalones,
quizás es cierto cuando te digo que te quiero,
quizás los ciegos no ven porque olvidaron hacerlo,
quizás mi piel sobre la tuya sea mi mejor medicina,
quizás la vida sea mejor cuando termine,
quizás muera por mí, quizás muera por ti, quizás, quizás...

Quizás seamos uno, quizás seamos dos,
quizás seamos una familia, quizás te ame,
quizás te odie, quizás seamos un para siempre,
quizás esta palabra no exista,
quizás es una perdida de tiempo comprobarlo,
quizás sea mía, quizás sea tuyo, yo siento que sí.

domingo, 18 de marzo de 2012

El sonido la busca

Hoy extrañé subir a mi patrulla, recorrer sus calles e interrogar su delito,
caminar sobre mi último deseo.

lunes, 12 de marzo de 2012

Un nuevo día

Hubo un día que todo decidió ser nuevo, las nubes eran claras y el sol no dejaba de alumbrar. Mis frases eran nuevas, las calles eran desconocidas, como un sueño robado en el momento preciso, cuando el final es un inicio. Ese día aprendí a escribir con la mano izquierda, a silbar y respirar al mismo tiempo, a mentir sin sonreir y a decir lo que hacía sin verbos ni sustantivos.

Ese día conocí a una nueva musa que caminaba hacia mí, fue en la tienda de discos, esas tiendas en dónde sólo uno se contenta con ver las portadas antiguas. Estaba ella con muchas pulseras y cabellos despeinados, como una guitarra recién afinada, que suena bien a distancia; me gustó con sólo verla, con sólo creer que era un nuevo día y ella era parte de eso. Estaba ella con zapatillas de colores, con silencio en sus ojos y mucho que decir en su sonrisa. Estabamos ella y yo. Eramos parte del limbo, del sueño robado en el momento preciso. Del sueño que nunca debe acabar. Me acerqué y señalando el disco que tenía en sus manos le dije que era lo suficiente atractivo como ella. Sonrió y se volteó, se fue en busca de otros discos. La seguí y me mostró uno de AC/DC, y diciéndome "este soy yo", volvió a sonreir.

Todo sería nuevo, mis palabras, mi modo de caminar, mi forma de enamorar.

Conversamos el resto del día sobre lo que quería hacer, sobre poesía, sobre historias ocultas y otras mentiras que con el tiempo son verdades ajenas. Era ella parte de aquel día nuevo, de aquel cielo nuevamente celeste, de aquella vida mía que intentaba nuevamente ser vida. Cuando pude besarla lo hice y fue como estar en una piscina con niños, todo parecía siniestro, todo parecía prohibido.

Los días nuevos fueron pocos en mi vida, ella quiso realmente que el día no tenga un final, que el día sea semana, mes y año; que el creer lo contrario sea innecesario. Pronto fue oportuno decirle que la quería, fuimos por más discos a la tienda y en el camino decidimos perdernos, buscar juntos nuevos días y pensar un poco en la noche.

Hubo un día que suele no acabar, que suele reinventarse y convertir el pasado en una analogía de mi presente, en un verso, en razón para mis estrofas. Ella existe en todo lo nuevo, en todo lo que venga de mí, en las intenciones y hechos; y en mi parte material que me llevó a esa tienda de discos.

Ella es mi día nuevo, mi disco favorito, mi canción para vivir.

domingo, 12 de febrero de 2012

Ayer

A ciegas pude encontrarla, era un pasadizo oscuro. Sus ojos grandes como faroles estaban a lo lejos, tuve que arrastrarme siguiendo sus huellas en la arena, su olor y el resplandor que provocaban sus sensuales caderas en la luna. Sólo me acercaba, sin ninguna intención, quizás queriendo abrazarla, quizás sólo seguirla, tomarle de la mano y contarle mis historias; quizás mentirnos, querernos, odiarnos, olvidarnos y estar juntos por siempre. Sus largos cabellos tocaban mi mejilla por culpa del viento, venían y se iban, como una canción que aparece en el momento inadecuado y te hace creer un dios que todo y nada puede hacer; sus cabellos y su vida, que la quería cerca de la mía, creo que para cuidarla, creo que para tenerla conmigo y no dejarla ir. Ella no creía en mí, caminaba sin voltear, ignoraba mis silbidos, eran parte del silencio de la noche y sus pasos eran rápidos como los que da mi corazón, siempre agitado, incluso más por tenerla cerca y lejos, mía y de nadie, bella y más bella. Grité su nombre sin saber cual era, traté de adivinar, ella volteó y sonriendo escribió en mis días un nuevo capítulo, un poco más de sol para las mañanas frías, quien sabe si también un tatuaje de su bella sonrisa en mi hombro y sus letras pintadas como poesía en mi pared. Volteó y me acerqué, creyendo que no era cierto, que sus ojos ilumimaban otro sendero, confiado en que no estaba perdido le abracé y repetí su nombre, esta vez despacio, lento y suave, como cuando el mar llega a la orilla cubriéndonos los píes. Caímos en la arena, dimos vueltas uno sobre otro, abrazados y riendo, nos besamos y aunque la noche quería acabar no lo permitimos, nos aferramos a la oscuridad, nos besamos y mientras tanto los relojes tomaron una siesta, cuando dejamos de hacerlo había mucha luz, creí que había amanecido, con los ojos abiertos entendí que todo siempre fue claro, que había luz alrededor, que nuestros pecados habían apagado el sol, la luna y nuestra verdad. Sus besos fueron claros, suaves y lentos, como una canción que gusta con sólo escucharla, como una pintura grabada en mi conciencia, como un recuerdo que reaparece y no duele. 

Todo acabó antes de que llegue la noche, cada uno tomó un camino distinto, prometimos regresar cuando alguien presione nuevamente el interruptor de la luz, cuando alguien encienda la radio en la estación equivocada, cuando nos extrañemos, cuando quiera sus labios, cuando desee saludarla nuevamente y cuando la luna caiga perfecta para reflejar en ella sus sensuales caderas. 

Mientras tanto la tengo grabada en mi retina.

martes, 17 de enero de 2012

Párrafos extraviados

Tiempo atras pensaba en ella, los días son diferentes, aún llueve, todavía el cielo es gris. Tal vez la soledad ocupó el último lote disponible en mis recuerdos. 

Hoy es tan cotidiano despertar, beber café, leche descremada, edulcorante, pan de molde, un poco de mermelada de granadilla y leer el periódico. No hay más letras con su nombre, no hay más de ella en mi cereal.

Alguna vez juré cuidarla, bailar con ella incluso debajo de los puentes, correr en sentido contrario a los autos, buscar la muerte juntos, querer todo y nada; nunca fue suficiente. 
Alguna vez, sobretodo aquel día en su auto, yo dormía, soñaba una vida mejor; ella me bajó del auto, me prohibió beber, mentirle y volverla a soñar. Aquel día tenía el cabello de otro color, era rojo, como la sangre, como el amor, rojo amor y rojo muerte. Me pidió que la odie, que me aleje, que no sea yo. Nunca entendí su propósito, hoy no recuerdo sus besos, su cuerpo, sus bellos senos, sus labios rojos, su voz; se que esto no fue lo que quizo, hubo algo más entre nosotros y nunca lo sabré.
Hubo algo más entre ella y yo, algo más que palabras sueltas, que historias escondidas, que secretos, que mentiras, que verdades, que medias verdades. Yo lo se, ella no.

Tiempo atrás pensaba en ella, hoy es todo diferente, comulgo los domingos, me peino de costado con gel, uso lentes de contacto, no escribo canciones, nunca llego tarde a mis citas y soy un buen cristiano.
Tiempo atras escribía sobre ella, hoy sólo fueron unos párrafos extraviados, sin dueño, sin musa, sin vida, sin amor.