lunes, 14 de marzo de 2011

Patética

Veinte horas a tu puerta, viento y mares a tu lado, lunes de primavera y abrazos debajo de la cama.
Cristal azul en tus zapatos como quince velas femeninas, no suelo ir detrás de infantes, prefiero el pan fresco en la mañana.
Mentiras en el ropero, verdades detrás de tus anteojos, silencio en mi corona y problemas sin descifrar.
Vuela sola, libre como los pájaros al amanecer, no cambio tu plegaría por dolor, es parte de aquello que no es tuyo.
Camisas y botones, formalidad por todos lados. Olvidé cuanto quería vivir y preferí ser un muñeco de papel.
Eres patética aunque crea en tu belleza y mis musas más me dirán lo mismo, solo y tonto estaré por tu pecado.
No quiero tu dolor sobre mi espalda, no deseo involucrarte en mi drama y sentir que no te importa lo demás.
Siempre has sido un poco más que historias desordenadas y retazos de papel sobre mi almohada.
Sabor que olvido cuando duermo y recuerdo con sólo pensar, no soy parte de ti. No eres parte de mi.

Entendí tu acertijo después de muchos trabalenguas, eran simples como cuentos para niños, aún soy incierto como tu futuro a mi lado, como las calles en la tarde, como el cielo en el verano, como tus sueños a escondidas y tu vida sin la mía.

Somos parte de aquello que no existe, somos algo que jamas existirá.


martes, 8 de marzo de 2011

Tiempo paralelo

Pasaron varios meses para que nuevamente me hable, al parecer, Ella entendió que vivir sin mí era su peor error.

Fueron meses en los que decidí aprovechar la soledad y su indiferencia. Conocí a una chica de cabellos castaños que tiempo atrás me trajo loco. Aprendí mucho con ella, aunque no fuimos los amantes perfectos, puedo decir que fue parte de mí más de una vez. La mejor cómplice.
Quizás lo necesitaba. Siento que tiempo atrás debí quitarme la duda, pero fue parte del momento y, además fue espectacular. Con esta nueva chica sólo logré más de mí todas las noches, volví a estudiar francés, recuperé el viejo saxo de mi abuelo y por fin dejé de beber. Como perfecta complice, ella debía ser parte de cada cosa que sucedía, incluso cuando no le importaba en lo absoluto. Aquellos días parecían interminables, sacados de cualquier canción de la subte inglesa. Más de una vez nos dijimos mentiras mirándonos a los ojos, nunca creí que fuera verdad, pero no podía negarme a tener los oídos abiertos. 
Una noche pensé que sería eterno, ella no quería eso para nosotros; de inmediato me di cuenta que aunque muchas cosas puedan cambiar en mí, siempre sería el mismo cuando de dar un segundo paso se trataba.

Nos alejamos porque así debía ser, ninguno de los quería hacerlo, fue parte del plan; decirnos nada luego de todo. A ella le pareció normal, no la volví a buscar a pesar que todos los días la encuentro en mis sueños.

Luego de que se fue la chica de cabellos castaños, nuevamente Ella volvió a hablarme, quien tiempo atrás me dijo que yo no servía para nada y moriría debajo de algún puente intoxicado consumiendo las drogas que habían en mi habitación, aquellas épocas.

No era del todo real, yo sé que mi caracter lograba que cualquiera se aburriera de mí con solo decirme dos palabras, pero era parte del show y no había vuelta atrás. Habían transcurrido varios meses, olvidé mis antiguos cómplices y me dediqué a lo mismo, buscar la muerte cada instante, con Ella a mi lado, Ella y quizás alguien más mientras soñaba.