sábado, 26 de diciembre de 2009

42

No debía decir su nombre, me lo habían prohibido mis amigos. Ellos sabían mis historias aunque no con detalles y misterios, alguna vez guardé relatos entre mentiras para no sentirme tan estúpido. Estuvimos fuera de la historia real por mucho tiempo, nadie se dio cuenta hasta que supimos que era obvio para el mundo. Bebimos un poco y decidimos no hablar hasta el día siguiente. Nunca más dijo palabras en italiano, ya no tenía importancia, era ella en su mundo de canciones sordas y yo en mis letras de cabeza sin sentido. Un adiós que no se oyó y al día siguiente hice el amor con su peor enemiga. Nunca lo sabrá, o quizás se lo diga entre dientes; eso recomiendan los malditos.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Mi deseo está muerto

Aún no entiendo como pasó, te vi al abrir la puerta y bastaron unos tragos para entender que no me ayudaría encontrarte nuevamente. Entre historias que escribí en secreto te mantuve escondida, tenías que saberlo y no lo pude negar. Caminamos por calles miraflorinas y en palabras logré ocultar mi temor por besarte, con alcohol en la cabeza pude engañarme y sentirme aún más superficial, entender que las cosas eran de una manera y debían de ser así. No hice nada más, mi silencio se hizo nada cuando te vi llegar. Semana tras semana entendí que algo más debía de suceder y no es que trate de ser optimista, en más de una oportunidad he creido que ésto lo he vivido antes. Pero, eso no tiene nada de malo. Ambos somos concientes que es bueno pecar cuando se quiere y mentir cuando es inevitable. Una noche decidimos dormir juntos, aunque realmente nunca firmamos un contrato al respecto. Despertamos desnudos y cubiertos con las sábanas nos preguntamos que tanto había sucedido. Nos reímos y entre ruidos de placer confesamos muchas cosas. Minutos, horas, tú andabas inconsciente, yo tratando de desnudarte saboreando tus labios y mirándote a los ojos aunque no te dieras cuenta. Diciendo verdades que de seguro ninguno de los dos recuerda y esperando que el reloj ande lento, muy lento. Una canción sonó al besarte, de algo estaba seguro cuando nos encontramos. Noches atras estuvimos sin dormir, nos contamos historias y entre sueños te enteraste de mis vidas. Es probable que nada sea cierto, que haya dormido y despertado. Que no existimos, que nunca te besé y que no pecamos entre dientes. Que confesé que me encantó jugar contigo en la cama y verte dormir. Es probable que no era yo, que no fuiste tú. Que los días fueron tontos como mis ojos, que mi vida se perdió como de costumbre y que sonaron de fondo canciones que me recuerdan a tus zapatillas. No sé como lo tomes, si es que lo tienes presente, si es que sólo lo anotaste o fue algo para ti. Yo no puedo mentir, la respuesta la guardaré entre muchas otras historias. Nunca te dije que hay más de una canción que trae tu nombre a mi cabeza, no por nada perverso, créeme. Aunque luego de conocer a tus amigas podría relacionar cualquier cosa con su dulce sonrisa.

Ella no sabía nada, andaba callada por quién sabe donde. Caminando sin sentido, perdida entre lienzos y anclada en recuerdos pasados. Me encantaba cuando tenía los lentes puestos y aunque los escondía entre trapos llenos de tequila, fueron ellos los culpables de que alguna vez mire una foto suya más de diez segundos. Tu miedo porque algo cambie, mis ganas por desaparecerlo. Tus risas a medianoche, mis cuentos de madrugada. Silencio al decirte adiós y hacer que algo pase de nuevo, algún día.. quizás, quizás.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Entre letras y jardines

Suena a coincidencia, yo lo sé. Te miraba mientras dormías y pensaba en cerrar los ojos unas cuantas horas también.

Cerré la puerta, empezaste a cantar entonada como siempre y jugueteando conmigo me miraste mientras sacabas un cigarro de tu bolsillo. Te ayudé a encenderlo, nos volvimos a mirar, sonreí y te dije que era mejor así. No te pude olvidar, tú lo sabes; han pasado varios años y aún estás presente. Recuerdo tus risas desde el segundo piso y tus pijamas amarillas, nuestros juegos en el sofá y tu estúpido sentido del placer, mis lentes azules y tus dientes de colores.

Hoy simplemente no soy yo, me perdí buscándote en tu silencio, en las tardes de temor frente a los demás y nuestras noches en secreto. Eres la única que supo lo mucho que detesto andar de la mano con alguien, comprarnos regalos el primer mes y decir que estamos juntos intentando amarnos diariamente. Fuiste parte de locuras impredecibles, en cuartos llenos de cuadros hippies, en mi auto coreando algo de Gospel, caminando sin zapatos por la playa y con verguenza entre las piernas.

Vuelven tus llamadas, yo contesto y pregunto dónde estás, sé que aún todo es igual, sé que nunca voy a cambiar. Sé que no podré olvidarte y sé que te tengo también. Pero bueno, buscaré tus canciones en el ropero, debajo de la cama y entre mis palabras de mañana. Me he dado cuenta de que eres tú quien tiene la culpa de nuestro inconfundible adiós.

Viviría para ésto, siempre te lo repetí, nunca te importó, nunca. Sólo cojo mis maletas y sé que es momento de partir, me he puesto los audífonos en los oídos reventando en decibeles, la mochila en la espalda, lentes oscuros, manos en los bolsillos. No sonará nada más, nada más sobre ti, sobre nosotros, ya apagué el celular, no te volveré a llamar.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Peter Parker y Mary Jane

"Después de todo eran la pareja perfecta, sonaba el celular y ella detrás mirando quien llamaba, los celos presentes; amor, amor le decían mis padres."

Ella estaba comprometida, Mary Jane era una chica tierna, dulce, con inocencia en el rostro y sus alrededores. Era linda, actuaba desde muy pequeña en obras de teatro y cantaba canciones en inglés con los ojos cerrados. Sus sueños eran trozos de vida perfecta, caminaba y el viento pedía permiso para soplar; a lo lejos Peter, Peter Parker. Él se enamoró de ella desde el momento en que la vió entre cuatro paredes y pizarras viejas. El amor había iniciado. Hay momentos en que negar las cosas dejan de ser una mentira para convertirse en una verguenza. Mary Jane había planeado su matrimonio al año siguiente, quien alguna vez fue el mejor amigo de Peter, era el dueño del corazón de Mary. Los problemas no empezaron, porque jamás alguien tenía por qué pensar algo fuera de lugar. Hablaban en las noches, salían a escondidas, reían entre dientes y se miraban disimuladamente cuando andaban delante de los demás. Ambos sabían que eran los únicos dueños del circo, las jaulas estaban cerradas y no había nada de que preocuparse. Todos siempre le preguntamos a Peter Parker si realmente sucedía algo con ella, si estaba enamorado; le ofrecimos nuestra ayuda. Le recordamos en más de una oportunidad sobre el compromiso que había iniciado años atrás Mary. Él negó todo, mencionó que eran muy amigos, que sentía muchas cosas por ella y en el fondo era la mujer perfecta para él. Pero el amor no es una buena medicina contra viejas heridas. Él nos pidió que lo dejáramos en paz, su conciencia le decía que las cosas andaban mal. Recuerdo haberle mencionado a Mary varias veces lo mucho que significaba Peter para nosotros, ella también negó cualquier circunstancia. Por ningún motivo su novio podía enterarse de sus secretos. No habían regalos, no habían detalles, sólo eran besos ocultos y palabras de amor entre rejas y monitores; nadie lo sabía. Ambos soñaban con desaparecer, partir muy lejos y amarse por siempre. Él le juro amor eterno, le dijo que no debía casarse, que su relación no tenía sentido. Mary Jane lloraba constantemente, era consciente de las palabras de Peter. Él tenía razón; ella estaba comprometida, pero no enamorada. Sólo no quería fallarle a su novio pues su vida entera sacrificó por andar juntos. En las noches Mary y Peter se despedían con un "adiós", se miraban dos segundos y cada uno tomaba su rumbo. No eran amantes nocturnos, tampoco matutinos. Las horas en el amor no existen, son parte de costumbres demagogas. Pasaron los días, las semanas.. Peter no aguantaba más, debía decidir entre el escándalo o alejarse por completo. Mary lloraba más que nunca, le pedía que no haga nada, que iba a casarse y nadie tenía por qué ir contra sus planes. Tratamos de convencer a Peter de que la olvide, le contamos el cuento del "clavo que saca a otro clavo" y muchos teoremas de la vida. Un día, él le dijo "te amo". Ella se quedó callada, sentía lo mismo, pero el miedo pudo más. Su silencio acabó con la paciencia de Peter, repitió y espero que ella cambiara de opinión. Ninguna palabra salió de su boca, Mary sólo se limitó a mirar el suelo fijamente, sin ni siquiera pestañear. Era tarde, la vida es una y las oportunidades se presentan  solo una vez. Peter se fue dejándola confundida, reconocía su error, nunca es bueno entrometerse en una relación, enamorar a alguien comprometido. Pero, hubieron momentos felices que nunca serían olvidados.

Pasaron los meses, ella no se casó. Aún andaba enamorada de Peter, confirmó que su vida era un desastre desde que él se alejó y la melancolía era su refugio todas las madrugadas. Al poco tiempo se encontraron, él estaba casado. Fueron a un café y se contaron historias, se leyeron cuentos, fábulas y refranes. Hicieron el amor y se mintieron llenos de sudor, se amaron eternamente y decidieron no verse nunca más.

Y así fue, Peter y Mary; mis grandes amigos... la vida pudo más que ellos, su miedo por perder, sus ganas por amarse; pero nunca nadie supo su secreto, una aventura inolvidable que acabó.. o quizás aún no... sólo ellos lo saben.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Las Tres

Tú eras una de las 3. Era febrero, siempre fui muy indeciso. La primera estudiaba conmigo, alguna vez tuvimos una relación, nada seria. Todo surgió una noche que entre juegos de adolescentes decidimos probar algo más que una amistad de mentiras y verdades. No resultó, al poco tiempo tuvimos que separarnos. La segunda era corista de mi banda. 15 de febrero, hacía mucho calor; ella andaba con un polo pequeño que resaltaba sus bellos senos. Intenté besarle un par de veces, pero sólo conseguí tacharla de la lista al darme cuenta que me veía como "el guitarrista de la banda" a quien amaba en secreto y nada más. Sus cabellos castaños me hicieron perder la conciencia muchos fines de semana. Todos morían por ella, qué novedad dentro de mi lista. La primera y la segunda no se conocían, pertenecían a dos mundos paralelos en los que solía existir de madrugada. Cuando llegó la tercera, las cosas cambiaron. Me enamoré sin tomar en cuenta la circunstancia. Todo empezó desde los cortos versos que compartíamos por mensajes de texto. Tiempos aquellos, en los que la vida te habla al oído diciéndote qué hacer y el miedo frente a ti, confunde tus sentidos; finalmente sólo me di cuenta lo equivocado que estuve tanto tiempo de la vida.
La tercera no era poeta, era pintora. Tenía un tatuaje en el muslo que alguna vez me lo mostró, se vestía lo suficientemente ridículo para enamorar a mi estúpido corazón. Ambos eramos conscientes de lo que sucedía entre nosotros. Hablábamos muy poco, yo jamás insistí; lamento haber olvidado sus besos, lamento haber dejado de lado sus trazos. La primera, perdida en el tiempo y noches de diversión fue desplazada. La segunda era aún una niña, consiguió que por su inocencia me apiade de ella y sus cuadernos de futura universitaria. La tercera, un amor rezagado entre cartas nunca entregadas, escondidas en billeteras viejas y escritas en hojas de cuaderno borrador.

Pasaron los meses, la historia era distinta. Había olvidado lo sucedido con cada una de ellas, quedaron en lista de espera por más de una semana. Cuando encontraron la respuesta era muy tarde, yo había partido. Había decidido olvidar. Olvidar.. para siempre.


sábado, 7 de noviembre de 2009

Cuaderno morado (III)

Ella es vida,
la vida es todo.
Sin ella no hay nada, ni vida, ni todo.

Ella es sangre,
la sangre es amor.
Sin ella no hay nada, ni sangre, ni amor.

Ya no pregunta por mí, ya no pregunto por ella;
pude robar una sonrisa aquel día,
pero todo tiene que acabar.
Se fue ella, quedé yo.
El todo desapareció y la vida ahora es sangre,
sin ella no hay amor; es mejor estar despierto.

Lima, 15 de Marzo, 2004

Cuaderno Brit (II)

Colorcitos apretados, triángulos incandecentes
con flores amarillas en los vértices;
tengo miedo de contigo no ser sólo una recta,
tontos dos puntos, nunca terminen.

Para qué entender sus palabras,
ni las mías tienen sentido leido de reversa,
para ti el tiempo no termina sino empieza,
para mí es tu fin y su comienzo señorita.

Colorcitos tan rojizos por los lados
y le ruego a la señora de la casa
que no encierre a la niña para verla,
y los locos tan hambrientos como siempre,
y figuras que flotando nunca están.

Paralelas colorcito, paralelas;
y una vida que al vivirla
se me va.

Lima 22 de Julio, 2005

viernes, 6 de noviembre de 2009

El vestido rojo

"Decidimos quedarnos en casa, le había prometido olvidar lo sucedido. Su rostro desencajado me causaba molestia, no intentaría besarla, finalmente fui yo quien tuvo la culpa."

La noche anterior había salido a beber unos tragos con unos amigos. Habían vuelto de París, les iba bien en la maestría, seguían siendo unos malditos drogadictos, un poco más elegantes y a la moda solamente. En el tercer vaso de whisky perdí la cuenta de todo lo que bebí. Toda la noche estuve cruzando miradas con una chica que también andaba ebria con su grupo de amigas. No recuerdo como estaba vestida con exactitud, pero imposible de olvidar que llevaba un "vestido rojo". Lo tengo presente porque minutos después fue fácil quitarselo, nos encerramos en el baño y torpemente terminamos probando un poco de placer. Entre risas, ella desnuda salió del lugar. Sin importarme nada fui recogido por mis amigos. Me llevaron al auto y refrescaron mi memoria diciendo el nombre de mi novia. Caí en lagrimas, pues nunca la había engañado. Salí del auto y del suelo recogí a la desnuda, la ayudé con su vestido y le presté mi casaca. Uno de mis amigos me golpeaba la cara preguntándome si aún estaba conciente. Yo decía que siempre soy así, hablo entre lenguas y nadie me entiende. Todos rieron, inclusive la chica del "vestido rojo" que avergonzada me miraba. A los pocos minutos cerré los ojos.

Cuando los abrí nuevamente, mi novia andaba frente a mí. Sin decir algo, pero lleno de miedo me levanté de la cama. No imaginaba como es que llegué a ese lugar. En el piso vi tirado el "vestido rojo" que llevaba puesto la chica de la noche anterior, como quien tiene la culpa lo levanté e intenté esconderlo.Mi novia despertó por el ruido, me miró sonriendo; dijo un TE AMO y me sentí más tranquilo. Aún confundido, le pregunté cómo había dormido, si de casualidad yo la había incomodado en la madrugada. Se río y dijo que no, me contó que cuando llegó por la madrugada yo andaba dormido y ella estaba tan borracha que sólo alcanzó a quitarse el "vestido rojo" y echarse a mi lado a dormir. Desencajado, sonreí amablemente. Nunca supe la verdad, qué sucedió realmente, no sé lo iba a preguntar. Estoy seguro que no era ella, o quizás, él no era yo.

domingo, 25 de octubre de 2009

Cuaderno Brit (I)

Aún estás en mis palabras y en el aire,
te respiro y no entiendo tu verdad;
no apareces, no te quiero,
tú confundes ésta vida que se va.

Aún estás fotografía escondida,
detras de torres y relámpagos sin voz,
ya no te deseo como antes asesino;
preferiría que te alejes con el sol.

Aún estás y mi corazón se ha ido,
enamorado y sin quererte, ahora mejor;
pero te veo en lo invisible sin entender,
que eres vida y mitad de lo que no fue.

Aún estás y en el mañana escapaste,
sin saber por qué ya no me quieres,
ya no te quiero;
y no pequé.

Lima, 7 de Mayo, 2005

domingo, 18 de octubre de 2009

Cuaderno rosa (I)

Besémonos nuevamente, nadie tendrá que saberlo;
todo es tan opaco como una noche de abril.

Has olvidado lo que yo te di,
he olvidado lo que en ti encontré.

He escrito de ti antes de vivir
y escapas de mis versos sin que tengan que existir.

Más alto de lo que tú crees me he elevado todavia,
no lo notaste, yo pensé que ahí te encontraría.

He muerto y desaparecido de tu inconciente,
hace buen tiempo que todo es diferente.

Y "slowly" apareces "in my dreams" constantemente
provocando en mí, una catarsis inminente.

Vivo de ti, como cuando nací y recordé
haber muerto ya, por ti;
no es necesario tener que olvidar tus ojos,
pues fue en ellos donde me perdí.

Ica, 20 de Julio, 2004

Cuaderno morado (II)

(.....)
Puedes ser tan bella antes de irte a dormir,
reina de luna llena, espacio en el que estoy perdido;
ven y encuéntrame en ésta habitación desolada.
Hay polvo y mucho desorden que espera por ti.

Serás mi reina de luna llena
cuando haya perdido el sueño hecho un noctámbulo,
puedes besarme si gustas, que sea antes de las seis;
quiero llegar temprano a los cielos.

Tú, reina de luna llena,
explícame porque no veo la luz
y me pierdo en ésta noche que no acaba.

extracto.
Lima 14 de Mayo, 2004

sábado, 17 de octubre de 2009

Cuaderno morado (I)

Puedo darte un beso y después morir,
el tiempo es tan corto cuando estamos juntos
que las estrellas aparecen rápido sobre mí.
Quisiera besarte y no soltarte,
enredarme entre tus cabellos ondulados
y perderme en el desierto de tu mirada;
puedo darte un beso y después morir,
visitar el infierno y dar un paseo por el limbo.
Que bella amaneciste hoy.

extracto.
Lima 11 de Mayo, 2004.

jueves, 15 de octubre de 2009

No fui yo

Ella me hablaba de morir juntos, yo reía, le decía que andaba loca. Realmente lo estaba. Un par de veces intentó suicidarse frente al espejo mientras haciamos el amor. Gritó mi nombre, golpeó nuestro reflejo y sangrando me dijo "Adiós". Solían suceder cosas extrañas cuanda andabamos drogados, no la culpo; yo era aún peor. Cuando la pasión se apoderaba de nosotros no dejaba de besarla hasta ver gotear sangre de sus labios. Jalaba sus cabellos cual jinete y sonreía de placer. Ella me decía que era mejor andar fuera de nosotros, olvidabamos rápido, no era necesario estar enamorados y sólo pensabamos en respirar para no morir. Sus ideas poco a poco se fueron apoderando de mí, debo confesar que también intenté suicidarme varias veces. Obviamente ella no se enteró, si lo llegaba a saber, sus lagrimas hubieran bañado mis ideas perversas. Intenté colgarme del cuello y flotar junto a mis neuronas, dejar de respirar bajo el agua hasta sentir la catarsis en mis venas y tirarme de varios puentes enterrando el miedo debajo de mi piel. Ella se insinuaba descaradamente. Eramos amantes ocultos, nadie debía saberlo y eso lo hacía mucho más interesante. Mis sueños no eran los suyos, pero a nadie le interesaba. Viviamos para contarlo y olvidarlo después. Porque no significaba nada lo que quedaba dentro de nosotros, sino lo que provocaban los instantes, los momentos. Segundos, minutos, horas; nunca fueron días.
Una noche dormimos juntos, era muy tarde. Yo no quería hacerlo, ella era muy demente como para sentirme tranquilo cerrando los ojos a su lado. Y así fue, no sucedió nada luego de abrirlos, ni antes.

Ella me hablaba de morir juntos, escuchando un blues a media noche, fumando cigarros caseros y bebiendo algún ron barato. Le gustaba el escándalo y las letras de los Doors. Yo en cambio, lleno de miedos y penas, incapaz de cortarme un trozo de piel y menos soportar el dolor. Un día, uno de los últimos, me pidió que la besara. Lo hice, cerré lo ojos y escuchando sus suaves frases entendí que no era del todo mala. Me confesó que se estaba enamorando de mi pasividad y mi egocentrismo oculto. Yo no le creí y sólo atiné a sonreir. Luego de eso se dio media vuelta y llorando me pidió que me alejara. No entendí lo que sucedió, pensé que era una de sus tan oportunas "pataletas"; pero me había equivocado.
Me fui, para siempre, lo estaba asumiendo. A lo lejos veía su figura, el viento la despeinaba. Su par de tatuajes en el cuello me decía "adiós" y yo seguía asombrado.

Pasaron lo meses y la volví a ver, no era la misma. No me habló sobre morir juntos, ni sobre suicidios, ni penas. No aceptó ir a beber unos tragos, ni drogarnos un poco, ni que haga preguntas. No lo soporté, cerré lo ojos y la maté.

viernes, 18 de septiembre de 2009

360devuelta

Sabes que siempre fue así, eres la única que reconoce mis mentiras y verdades, mis miedos y temores, mis logros, mi melancolía y mi alegría, mis penas, mis lagrimas -las reales-, mis sueños, mis ganas de vivir y de morir, mi estúpida sonrisa, mis quejas, mis canciones, mis pensamientos, mis días y mis noches, mis travesuras, mis problemas, mis tipos de mirada, mis amores y amoríos, mis fantasías, mis escondites, mis solos de guitarra, mis canciones preferidas, mi disco favorito, mis amores de tarde, mis amores de madrugada, mis ratos de engreido y de engreidor, mis letras, mis poesías, mis libros, mis garabatos, mis estupideces, mis palabras, mis frases, mis lisuras, mis dioses, a ella y a ellas, mi único amor, mis razones, mi fin, mi inicio, mi cielo y mi tierra, mis viajes nocturnos, mis enfermedades, mis manías, mis diferentes posturas, mis miradas, mi universo, mis planetas, mis drogas, mis cambios, mis ratos de locura, mi irreverencia, mis colores, mi mundo, éste y también en el que no existo. Eres tú quien ya no existe.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Me despido

Hoy me despido de ti, te digo adiós o quizás sólo un hasta pronto. No tiene sentido, pero debe ser así; olvidemos todo lo que sucedió. De que me gustaste apenas te vi, de que nos emborrachamos juntos, de que intenté besarte y que finalmente te conseguí. Desde hoy debe sonar a un pasado borroso todo lo vivido a tu lado, todo lo sobrante en mi vida, todas mi noches contigo. Mis mentiras escóndelas entre tus medias y mis canciones elimínalas de tu lista de reproducción. Porque vuelvo a decirlo, no tiene sentido; o al menos, no lo tendrá. Será tan extraño después de hoy. Es probable que algún día me arrepienta, que me sienta un idiota por haberte dejado, por haberte dicho tanto y porque me estaba enamorando.

Hoy me despido de ti, sería bueno hacerlo bailando, coqueteando bajo el sol y mirándonos disimuladamente durante la noche. Porque siempre fue así, yo salía a caminar y nos encontrábamos en cualquier esquina, me llevabas a beber y rogabas que no se lo diga nadie. Yo te lo juraba, te pedía que tú también guardes el secreto. Luego te besaba, sonrojabas; te acariciaba el cabello y mirabas con ojos tristes fijamente mi pupila. Nunca fuimos buenos para palabras pegajosas, es más, creo que siempre las detesté. Hay días que se van y vuelven diferentes. Sólo te pido que no te acerques más, que no me escribas; porque debes creer que todo fue parte de mis tantas fantasías. Ayer soñé contigo, hoy ando despierto. Me suele suceder, nunca recuerdo mis historias de madrugada mientras duermo; mis relatos púrpuras, mis palabras frías, mis poesías sin ti.

No debo decir más; porque hoy, me despido de ti.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Una, es ninguna

Siempre te demorabas en cambiarte. Sabías que debíamos llegar temprano porque tus padres detestan la impuntualidad, porque el tráfico en Lima es insostenible y porque era costumbre olvidar algo por salir apurados de la casa. Pero, no te importó. Demoraste, tuve que prender la radio para no aburrirme.
Siento que contigo las cosas han sido complicadas, me miras de reojo teniendo miedo de acercarte.
Pero, no iba a decir tu nombre otra vez. Seguías frente al espejo secándote las trenzas, pintandote las cejas, acomodándote el sostén. Me aburría tu paciencia, tu poca motivación y que hablaras como tonta. Nuevamente no diría nada, esperaba que los minutos pasen y sea suficiente tarde para que me digas "mejor hacemos el amor y ya no vamos a ningún sitio, ven, quítate la ropa.."
Nunca tuvo sentido, al menos de eso estoy seguro. Me di cuenta que andar haciéndote la guardia era mi peor error, abrí la puerta, prendí el auto y eché marcha. La llamé, le dije que debíamos vernos, que mi esposa era insoportable y que no debí casarme jamás. Hay errores que se pagan, y se pagan mal. Me dijo que vaya, que toque tres veces la puerta. En el camino iba pensando sobre la familia, tu familia; los amigos, mis amigos. Mis sueños contigo y otros en los que tú no estabas. En los días de playa, de sol, de frío. Días de helados con lluvia, días de amor y tristeza, días en los que lloramos habiendo ganado y reímos con la cólera encima. Días que empezaron de noche y terminaron de noche. Pensé en lo que sería tu vida, en lo que ya se había convertido. En tus sueños, en nuestras amanecidas adolescentes y en las palabras que nunca olvidaré. Recordé la canción que no lleva tu nombre, pero que fue para ti. Soy un estúpido, mil veces me lo dije; estacioné el carro al lado del suyo, apagué la radio, fui rápido hacia la puerta de su casa y toqué tres veces. Era el fin. Alguna vez me dijeron: "Una, es ninguna".

domingo, 30 de agosto de 2009

El Simulador

Es que puede resultar incomodo y aunque no lo he pensado de otra manera, es mejor que nos alejemos. Yo he vivido lo mismo hace un año, cometí el error de divulgarlo; hoy todos lo saben y dejó de ser un secreto como lo eres tú. Yo andaba con ella y el tiempo transcurría muy lento, bebíamos alcohol de todo tipo, escuchábamos buena música en el auto, hacíamos el amor e incluso a veces se molestaba conmigo por mis ganas de besarla locamente donde fuese. Una vez se me ocurrió llevarla a los juegos mecánicos, debo confesar que para esas cosas tengo muy poca imaginación. Llegamos y ya andábamos aburridos de sólo mirar lo que había alrededor. A lo lejos un simulador de montaña rusa nos miraba con unos ojos coquetos, diciéndonos: "Vengan, suban". Hice caso y compré dos boletos. Ahí, o subía uno, o subían dos; nunca ni tres, ni cuatro, ni más. Ingresamos, era muy oscuro, con unos asientos sin división a lo largo. Al frente una pantalla grande en dónde se proyectaría la escena de la montaña rusa. No la recuerdo, es que no la vimos. Se nos ocurrió besarnos, desnudarnos y aprovechar los 8 minutos que duraba la cinta haciendo el amor. Los movimientos de la maquina eran reales, para arriba, para abajo. Yo andaba loco, con miedo; pero fue grandioso. Había ruído, ella gritaba sin verguenza alguna. A veces intento olvidar ese momento, olvidarla. Bajamos, la gente nos quedó mirando. No sabían lo que había sucedido dentro, no tenían ni la más mínima idea de que ser un tipo con apariencia normal, puede llevarlos a la equivocación al opinar de mi personalidad.
Por eso, insisto; puede que resulte incomodo. Hay mucho por detrás, tú me entiendes. Sé que no es necesario repetirlo. A menos que prefieras ir al simulador.

miércoles, 26 de agosto de 2009

No soy bueno

Habíamos acordado no comprometernos, a ninguno de los dos nos gustaba ese tipo de cosas. Lo teníamos claro: nunca andar de la mano, no jugar a hacernos cosquillas, no besarnos en público y tampoco salir a bailar. Muchos que sabían nuestro secreto nos criticaban. Yo por mi parte negué toda circunstancia comprometedora, ella siempre supo que mi vida privada, era mía; con defectos, errores y un kilo de problemas... siempre sería así.
A veces coqueteábamos en público, ambos sabíamos que no era nada especial. Tampoco tocábamos el tema, vivíamos enamorándonos a escondidas. Sin embargo, muchas cosas que ella dijo me terminaron confundiendo... empecé a malinterpretar las cosas, a encontrarle sentido a andar juntos y ella por su parte, hacía lo contrario. Sólo reía sínicamente y decía que mi mente era demasiado autodestructiva.
Yo no intentaba nada más, andaba contento con lo que había conseguido hasta ese momento; nuestra vida sexual bastante agitada nos llevaba a meternos en terrenos de sólo placer. No siempre es lo mismo, nunca fue lo mismo. Yo mencionaba a cada rato la hora, esperaba que ella sea quien se acerque y cuando lo hizo, efectivamente. No fue lo mismo.
Me tuve que alejar, ella también. Entramos en problemas, la palabra compromiso nunca debió asomarse por nuestras cabezas; nuestras almas estuvieron en paz hasta ese momento. Finalmente, fui yo quien se tuvo que retirar. Me fui, lloré varios días. Algunos me contaron que ella estuvo aún peor. No soy bueno para esas cosas, nunca lo fui. Es más, creo que nunca lo seré.

miércoles, 12 de agosto de 2009

No era importante

Yo la miraba de cerca, de lejos, de costado, de frente, de manera descarada. Llegué al punto de contar los segundos, fueron casi veinte sin pestañear. Jamás me importó ser indiscreto, estoy seguro que ella lo sabía; todos se lo decían al oído. Mundo maldito, siempre pensé.
Un día la invité a salir. Le dije que sería bueno que andara conmigo, de esa forma se sentiría importante y lograría ser mejor. Se río, practicamente se burló de mis palabras; sin embargo aceptó. Fuimos a la playa, a conversar, a tirar piedras al mar y hacernos algunas preguntas. En un principio mi timidez me había poseído por completo, siempre me ha sido difícil tomar el control, al menos la primera media hora. Pero, conforme las olas se hacían más grandes, yo me acercaba más y contestaba a sus interrogantes sin ninguna doble intención. No había mucho sol, realmente hacía frío. Ella me miró fijamente, como yo acostumbraba a mirarla y me dijo: "Ven, vamos a meternos "... Obviamente que no lo iba a hacer, como lo imaginaba, estaba loca. Me paré, le seguí el juego; ella se río y me dijo que había notado mis miradas, que estaba segura cuan deterrido me tenía y que no le importaba las idioteces que salían de mi boca al hablar. Me llevó hacia la orilla, con sus pies me salpicó gotas de agua combinadas con arena, me hizo tropezar con las pequeñas olas y finalmente caer y terminar empapado. Me sentí un tonto, uno de esos que olvidan su nombre para nunca ser presentados. Me levanté y exprimiendo mi ropa balbuceé algunas palabras sin sentido. Estaba molesto, desiilucionado. No soporto cuando buscan tomar el control, esta vez no fue la excepción. Di la vuelta y me fui.

lunes, 8 de junio de 2009

Era de mañana

No hay mucho que decir, tú sabes que mientras ande sentado como un tonto esperando ordenes del cielo, mi vida será tan compartida por el mundo entero como "el pan de dios" en la eucaristía.

Le hablé de ti a mi psicologo, me dijo que estaba a punto de enviarme a un psiquiatra porque es muy posible que necesite medicación. No lo tomé nada bien, me paré, me reí, le dije que era él quien estaba loco. Le mencioné que muchas de las cosas que le hablé, fueron sólo parodias de mi vida, historias que alguna vez leí en internet y que en otras oportunidades escribí. Me sentí un estúpido, no eres motivo de discordia, yo lo sé. Pero, probablemente me tendría alejar de ti.
Él mencionó que mi gusto por la bebida iría empeorando con el tiempo, que yo era un cínico amante de la vida fácil, de las drogas y de todo lo prohibido. Mirándome al terminar cada oración, leyó mis resultados. Dijo que mi vida acabaría pronto; era necesario que tome control de mis acciones. No te mencionaba, yo deseaba eso... quería que él diga tu nombre siquiera.
Me sentí impotente por un buen rato. Sentado mirando el piso pensé en largarme a algún bar, beber un rato y reir como un imbécil de lo que diga algún otro imbécil que esté borracho. Miraba los cuadros del salón de mi terapeuta, eran muchos. Había uno que me llamó la atención. Era una señora de espalda, caminando en el campo. El camino no tenía fin, el sol lo iluminaba. Era una tarde que el pintor quiso agregarle el compás del viento a los árboles. La señora con una canasta en mano caminaba mirando los frutos maduros que habían caído por la brisa. Pensaría acaso guardar algunos en su bolso y llevarlos a su casa? A pesar de ser una tarde soleada, el cuadro era triste, oscuro. La señora llevaba puesto unos zapatos cerrados, negros, con poco taco; una chompa verde de manga larga que no tenía relación con el ambiente y una falda negra que complementaba su autóctono vestir. El camino era largo, no tenía un horizonte conocido; el pasto de alrededor se veía reflejado en el cielo.
Acaso el cuado era la visión de mi vida, un camino desconocido, un ambiente triste, una apariencia fuera de lugar, un sendero con frutos maduros pero lleno de incertidumbre? No me lo pude responder.
Al rato mi psicologo me llamó por mi nombre, lo miré; vi mi rostro reflejado en sus lentes. Me dijo, ve hijo.. tienes mucho por hacer. Sonreí, abrí la puerta sin despedirme, salí y automáticamente mi celular salió del bolsillo derecho. Marqué tu número, sonó ocupado en el primer intento. Insistí, contestaste bastante fría.. lo comprendí, era de mañana. Sólo te dije adiós.

jueves, 28 de mayo de 2009

Hoy la vi

Estaba por cruzar la pista, semáforo rojo. La vi desde lejos, en la otra acera. Se reía linda como siempre al lado de su mejor amiga, aún andaban juntas. No quise cruzar, cruzármela. Piel de gallina, mil veces. Sólo atiné a dar media vuelta, mirar el piso... hoy la vi, pero no la saludé.

viernes, 1 de mayo de 2009

Julieta y Romeo

Romeo estaba completamente loco, andaba pensando siempre en que la vida le tenía preparado algo bueno para él, en que los días pasaban sin dejar rastro alguno de vejez en él y que las cosas sucedían porque era él quien las pedía.

Vió a Julieta en Internet, comentó que le gustaba; los demás se rieron y burlándose dijeron que ella parecía una chica nerd salida de una película universitaria americana. Él la imaginó con un vestido largo, con sus cuadernos en las manos, con el cabello corto y agarrado con unos ganchos metálicos, raya al medio, lentes con marco negro, voz chillona y con muchas lisuras... simplemente especial, como siempre mencionaba, era "distinta".

El tiempo pasó, ella nisiquiera era conciente de la existencia de Romeo; hubieron circunstancias que los acercaron.. pero la distancia fue la que impidió que puedan entablar siquiera una conversación. Las cosas no se dieron. Él nunca lo lamentó. Se había acostumbrado a la vida fácil, a conseguir cuanto deseo aparecía en su cabeza. Nunca hubieron barreras para ello, se olvidó por un tiempo de Julieta, es mas, ella nunca fue realmente tan importante.
No esperaba algo extra. Paso mucho tiempo para que la tenga que recordar. Aún no se conocían, no eran presentados formalmente. Sin embargo, algún amigo suyo le comentó sobre ella. Este amigo no sabía que Romeo moría con sólo escuchar su nombre, que él se sentía más que atraído por Julieta... este amigo no sabía que Romeo la consideraría más adelante como un trofeo de batalla, uno de los tantos que había conseguido; porque él era frío, era un tonto, un asesino de amores y amoríos.

Julieta era diferente, tenía su vida completamente planeada, era mayor, bastante inteligente, muy guapa.. y por sobretodas las cosas, era quien generaba disturbios en el interior del pobre Romeo.
Pasó mucho tiempo, como dije en un inicio. Las cosas sucedían porque Romeo las pedía. Él pidió estar cerca de ella, por fin los presentaron; él no se cansaba de mirarla, de coquetearle, de ver lo roja que se ponía de la verguenza. El quiso saber si su ansiado trofeo llegaría tan fácil como los otros. Andaban juntos, Romeo no buscaba enamorarla, sabía que no era lo correcto; era conciente que en la perfección siempre conviven armoniosamente los errores.
Una vez se miraron fijamente, él jugueteaba con su mirada, le sonreía con malicia. Pero no pudo más, ella hizo lo mismo. Él no lo soportó, quito la mirada, bajó la cara; se toco la cabeza, balbuceó varias frases entrecortadas y confundido volvió a mirarla. Era muy tarde, estaba lloviendo. Romeo se prometió abandonar su propia apuesta. Estaba convencido que las cosas se logran bajo circunstancias que no siempre dependen de nosotros, lagrimeó un poco, finalmente sonrió.. Dentro de él había nacido la incertidumbre por "el después". Existía la posibilidad de que el tiempo los metiera en un mismo costal... o que simplemente suceda como de costumbre, los buenos momentos queden en recuerdos abstractos sin historias y con reclamos. Julieta era soñadora, Romeo.. vivía soñando. Ella fue la primera persona de quien se enamoró sin conocerla, la primera persona que logró intimidarlo, la primera persona que le dijo "cuidado, que vas a tener miedo".

Romeo le escribía diariamente a Julieta versos que jamás ella leyó. Quedaron en el limbo de la poesía, en donde la tristeza es melancolía y la alegría es felicidad.

Romeo y Julieta eran sólo un par de mundos, un par de islas separadas por algún océano; que lograron toparse frente a frente acortando cualquier distancia. Esto es parte del día a día. Ya no eran extraños, dejaron de serlo para convertirse en algo más que dos seres enamorados. Así fue, ella le dijo.. ya nos vemos, cuidate. Él le respondió, hasta mañana.


domingo, 19 de abril de 2009

Con los ojos cerrados

Me ha sucedido que en los momentos más importantes de mi vida, de un segundo al otro, concluyo el día bastante confundido.
Suele suceder este tipo de cosas cuando uno está expuesto ante tantas críticas y palabras ofensivas. Yo entré, me senté, estaba callado, esperando que alguien me hablara. Me sentía como un hongo en un bosque de flores y plantas. Apoyé mi quijada hacia mis manos, mi codo en mis rodillas y los pies en puntas. Pensaba en lo que sucedería en las próximas horas, no tenía idea de lo que debía y no debía hacer. Ella entró, la miré fijamente, no causó gran impacto en mí. Tenía un dejo raro, no era de por acá. No había escuchado antes su nombre y menos la había visto pasar por mi costado en otro momento. Pronto ella socializó con los demás, entabló conversación, presentó sus ideas y demostró tener bastante personalidad. Estando de pie comentó que no tenía mucho tiempo, que debía realizar otras actividades y que es una buena idea dejar a los zordos con la duda. Yo sólo observaba su pantalón roto por los botines, por los bolsillos y por las rodillas. Su caminar algo pesado, sus cabellos desordenados y su risa bulliciosa. Yo seguía siendo el mudo, el incomprendido o simplemente el que nunca participaba. Fue en ese instante que me dijo: y tú como te llamas? Sonreí coqueteando en el fondo, me sentí nervioso sin razón y le dije mi nombre. Sonó tembloroso, extenso como una palabra sobreesdrújula. Me preguntó cosas relacionadas con mi tiempo, con lo que hacía; ella andaba de pie. Le pedí que se sentara, que me comente sobre ella, desde cuando anda por acá... Como quien dice: Las palabras se las lleva el viento... Pasaron los meses, la enamoré, nos enamoramos, nos odiamos, nos extrañamos, nos confundimos... Todo sucedió en mi carro, la besé de manera sinverguenza haciéndole sentir avergonzada, la seduje sin remordimiento, le mentí con mis besos y sé que soñó con nosotros. De situaciones nunca se vive, era mejor alejarnos. Los días nunca responden a la pregunta si realmente algo es necesario para uno. La vida solo te llena de cuestionamientos, estúpidos cuestionamientos. Su poesía llegó pronto hacia mí. Sentí celos de ella, hubo gente que la prefirió, que criticó mis escritos, mis artículos, mis notas; gente que comentaba sobre como ella evolucionaba como persona, como profesional.. y cómo yo aún vivía de oportunidades "técnicas". Su silencio siempre fue determinante. O era sí, o era no. Nunca eran los dos nisiquiera por equivocación. Un día subiendo las escaleras de quién sabe donde nos cruzamos y mirándonos conversamos e intimamos.. El hecho de estar cerca a ella, era una excusa para presentarte mis pretenciones. Por cosas de la vida, es muy complicado vivir de las excusas y por sobretodo, andar esperanzado en tus tontas premisas. Aquél día en el último escalón volteó como "una ráfaga de amor" y me preguntó sobre mi entorno, sobre como me iba, si la seguía cagando. Con una risa de oreja a oreja me alejé sin responderle.
Ha pasado tanto tiempo y siento que no hay motivo para despedir mis derechos.. porque andar con ella era conseguir la dependecia de mi libertad, el placer de los ojos y el miedo en los labios. Verla hoy sería como contar los taxis amarillos en cualquier avenida. No significa nada, ni mi decisión por andar con ella, ni mi deseo por escapar de mí. Decidí entonces abrir los ojos, olvidar todo y volver a mencionar nombres conocidos, sentir nuevamente ese temor por lo desconocido y ser tan material como el mundo en general. Fui nuevamente un ser normal, olvidé la noche; su no hablar era notorio. Yo siempre busqué la verdad. Abre los ojos... eso fue lo último que me dijo.

viernes, 10 de abril de 2009

Semana Santa

Como de costumbre se iniciaba un domingo, me enviaba un mensaje de texto al celular avisándome que esperaría en la esquina de mi casa; minutos más tarde yo salía con cualquier excusa y nos ibamos lejos, muy lejos... En el camino los infaltables caramelos de limón para evitar el mareo, tres soles para comprar una cajetilla de Lucky Light y dos lucas para una Coca Cola de medio litro bien helada. Muchos carros en la calle, comercio por todo lado, realmente parecía una fiesta patronal. Muy importante llevar siempre un pañuelo grande en el bolsillo, como invitados bailaríamos marinera. Me tocó como pareja una señorita bastante guapa y sonriente, no tenía más años que yo, de eso estaba seguro. Risas, saltos y coqueteadas; Melissa, se llamaba. Me contó que la concha de perla era su canción preferida, que no la dejaban ir a fiestas y que su padrastro engañaba a su madre y la tenía amenazada si lo contaba. Terminamos de bailar y el infaltable mensaje de texto nuevamente me avisaba que debíamos retirarnos. Le pedí su número y le aseguré que regresaría por ella, caso típico en la vida; uno promete porque simplemente la palabra es palabra y la carne es pecado. Porque no hay sentimiento y menos compromiso... porque así somos los humanos.
Era hora de abrir la cajetilla de cigarros, uno para ti y uno para mi. "Dame dos te he dicho, recuerda que yo puse dos lucas y que te pague el pasaje más temprano". Fumaba y pensaba qué sería de mí conforme pase el tiempo, cómo terminaría mi vida, hasta dónde llegaría.. tenía miedo, era algo que me caracterizaba. Pensé por un momento en largarme de ahí por temor al qué dirán, siempre era lo mismo... mentiras, mentiras y más mentiras. Me tocó el hombro, volteé y era ella. "Hola, y que te parece, bailo bien?". Sonrío y automáticamente me enamoré; con un "Sí, llevas bien el ritmo, mañana te enseñaré unos nuevos pasos" me dejo sin nada por decir. Balbuceando quien sabe qué imaginaba las palabras de mi madre diciéndome "Hijo, cuidate y comportate".. Rapidamente me despedí de lo que podría llamar mi domingo de ramos.. mi abanderado recibimiento.. el adiós a todos mis miedos y el placer de la confianza.
Por tercera vez en el mismo día un mensaje de texto del mismo destinatario me decía que era hora de despedirse y sin decir a dónde, era la hora de partir.. los momentos que más duelen.

Pasaron varios días para volver a escuchar su voz. La llamé a su celular, ya no aguantaba literalmente.. pensaba.."Mi calvario está cerca acaso?" El cielo estaba oscuro, y cenando un jueves santo la llamé para saber de ella. Mis promesas por volver y rescatarla de su aún no probado infierno eran calcinadas por el fuego de mis engaños. Me contestó y adivinando que era yo me pidió que regresara.. Recordé nuestros pasos de marinera y el pañuelo con el que ambos jugamos al bailar, los minutos que fueron años en mi imaginación y el no querer decirle "Adios, no iré otra vez".. Estupidamente le dije que sí, que viajaría de la forma que sea y que mis ganas por estar a su lado y partir hacia un mundo desconocido en dónde se encontraría nuestra felicidad incrementaban con cada latido de mi corazón. Fui traicionado por el beso de mi mentira y negado tres veces por mi propia indiferencia. Llegué y ella me esperaba, me miraba con cautela haciéndome señas con las cejas, tratandome de decir algo en un idioma conocido unicamente por los lugareños. Era inútil, me esperaban todos.. y esta vez ni un sólo mensaje de texto me acompaña para librarme de lo desconocido. Desperté asustado un viernes santo.. eran las tres de la tarde, hora de rezar el famosísimo rosario de la misericordia. Ella me dijo entre mis sueños que andaba con vida, que estaría bien, que nada nunca es suficiente.. y que cuando es suficiente se convierte en todo.. que le escriba poesías al acostarme, que deje de dormir con la cabeza mojada, que me peine después de bañarme, que me afeite más seguido.. me dijo que pronto resucitaré.. que será un nuevo día para mí.. yo andaba con los ojos abiertos, recordaba cada palabra, cada frase, cada sinismo y cada verdad. A veces somos así, nos escuchamos a nosotros mismos y no diferenciamos lo que viene de los demás; sé que siempre he sido así. Nunca sabré conquistarte, nunca he podido engañarme.. ahora no puedo encontrarte.. ni siquiera sé si fue real.

viernes, 27 de marzo de 2009

Lástima

Dolor de cabeza interminable, mil cosas por hacer y dejar de hacer. El teléfono suena sin detenerse y quiero descansar. Por ahora, le daré varios ENTER a mis días.

jueves, 26 de febrero de 2009

Alguna vez

Toqué el timbre, pensaba en pocas cosas porque realmente andaba bastante confundido con los horarios... momentos adolescentes. Sacó su cabeza por la ventana, su casa tenía unos colores bastante encendidos, rosado, amarillo, celeste. Realmente parecía una burla a la arquitectura. Me dijo que era muy tarde para que llegue con mis juguetitos nuevos, tendriamos que esperar fuera de la casa hasta que su vieja se vaya. Yo le dije "no hay problema, traeme agua solamente que no aguanto!".. era febrero, el líquido llovío del cielo como quien apresura los carnavales. Entré a su casa, me llevó de frente a su cuarto, aún estaba su madre; escuché a lo lejos que la gritaba porque yo había entrado a su dormitorio. En fin, cosas de mujeres, pensé. Salí a la sala para guardar respeto, al menos hasta que se fuera. Me topé con su hermana que parecía un dibujo animado japonés; me miró, se rió, puso algo de música, me volvió a mirar pero esta vez más seria. Era una tarde oscura, quizás el brillo de mis ojos le llamó la atención, se acercó al interruptor de la luz encendiéndola y me dijo: "Estás en tu casa".. Por dentro me reí.
A veces pienso que la vida eternamente nos llenará de recuerdos, los cuales con el tiempo serán temores y bienanventuranzas mezcladas entre sí.. no puedo decir que era feliz, no sé si lo sea ahora... Cuando ella regresó triste por lo que le dijo su madre y me miró algo avergonzada, sólo le dije que debía irme, que andaba confundido; que realmente no sirvo para esto.. Que soy un cobarde más en el mundo, que he dejado de soñar para andar volando un rato, para desquitarme con mis propias estupideces de todo.. así era yo. Salí despedido de su casa como cuando botan a alguien diciéndole: "Esta no es tu casa, vete de aquí!!!!".. y con una mirada en la que expresaba, tú hermana me dijo lo contrario y dando pasos de reversa rogaba que el tiempo corra y amanezca en mi cama, con trapos encima, con olor a miel y a frutas.. Así fueron esos días, muchos inolvidables.. otros.. ya los olvidé..

martes, 10 de febrero de 2009

Dentro de ella

"He tomado mucho Kiara.. no siento mis labios".. Me está mirando y sé que si coqueteo con él en este momento, no dejará de hacerlo durante toda la noche. Está comprando más cervezas, parece que realmente se quiere emborrachar, anda con su grupo de amigos que parecen unos más de tanto raro que anda por aquí. Que buena canción.. me encanta Stone Temple Pilots... sé que su mirada no deja de seguirme.. sé que el quisiera acercarse.. preguntarme mi nombre, decirme que soy yo la que ilumina este lugar... que él no puede concentrarse y estará como un zombie mirando el piso para disimular. "Kiara, dame de beber... quiero dejar de sentir mi cuerpo.. quiero cerrar mi ojos y creer que no estoy acá, que ando extraviada como tanto decibel que se mezcla entre estas paredes.." Es él otra vez, ahora sentado con un cigarro en los labios, lo enciende, bota el humo y me mira descaradamente... obviamente yo le quito la mirada despreciándolo.. no quiero que sepa que también lo deseo.. Mierda, no deja de mirarme; es un maldito acosador. Será mejor alejarnos, desaparecer y que no logre divisarme! Es tan distinto al resto de su grupo que fuese mucho mejor si estuviera sólo. Se está acercando algo apurado, parece que se dirige al baño... pasó y ni me observó, se hizo el despistado estoy segura.. sé que le gusto, es imposible que no. Me mira celoso.. porque me muevo de una manera que él quisiera que fuese unicamente para él.. me mira egoista, mezquino.. con odio y con deseo. Está saliendo otra vez, se ha mojado el cabello.. está comprando más cerveza, creo que quiere perder el sentido también. Ahora soy yo quien lo mira, el se sonroja sin darse cuenta y desvía su mirada hacia otro lado; mira el reloj, está nervioso, confundido, se muerde los labios, se los remoja, se acomoda el cabello.. me mira... no puedo.. "Kiara debemos irnos, no me siento bien..".. se ha dado cuenta que soy yo quien huirá.. se ríe, se burla de mi cobardía.. se acerca al dj y le pide que ponga la canción modern age de The Strokes.. imagino que fue lo que le dijo porque ahora está sonando repentinamente esa melodía.. la adrenalina sube a mi cerebro.. no aguanto más. No sé su nombre, es lo que menos me importa... quisiera que se acerque hacia mí, mientras me muevo de esta manera tan sensual.. me recuerda a la parte en donde se reencuentra Joaquín con su novia en Miami, en la película No se lo digas a nadie.. pero, el no se acerca.. me mira, se vuelve a reir.. como un león triunfante, ganador, que demostró ser superior y ahora deja a su presa herida.. Se está yendo, se pierde entre las personas.. lentes oscuros, ropas pegadas, alcohol en el suelo, mucho sudor.. ya no está, nunca estuvo.. siempre fui yo.. o él que estuvo dentro de mí..

miércoles, 28 de enero de 2009

Volverte a ver

Andaba con la guitarra colgada en la espalda, audífonos a todo volumen y el pantalón algo pegado. Por esos días había dejado de verla. Semanas atras discutimos por culpa de nuestros amigos que eran bastante entrometidos. Yo soñaba aún con tenerla nuevamente entre mis brazos. No siempre las cosas mantienen un resultado positivo. Era uno de esos días en los que el sol está ahí sin saludarte, pero fastidia al punto de hacerte comprar un helado. Gasté mi dinero y sin dirección alguna continué caminando. Iba recordando aquellos días en los que subida en tu moto acuática campeonabas todos los torneos existentes organizados por alguna marca como Billabong o Rip Curl. Siempre insoportable, incluso antipática; pero el hecho de que me mires con esos delineados ojos verdes era suficiente para evitar que dijera algo que pueda hacernos discutir. Nunca te daba la razón, sólo me iba lejos, muy lejos. Donde estarás ahora, no me gusta recordar la forma como nos despedimos. Hay momentos en los que el control se pierde y tenerlo de vuelta es más que imposible. Nos miramos, tu sabías lo que te iba a decir, "somos muy distintos, las cosas que hacemos son completamente diferentes, está de más continuar".. estoy seguro que te dolió, quizá no tanto como a mí. Pero como diría un salsero que no recuerdo su nombre por el hecho de que no me gusta la salsa "TODO TIENE SU FINAL, NADA DURA PARA SIEMPRE"... y así fue, tu foto con las manos en la cintura y tu insuperable polito celeste que resalta aún más tu belleza se mantuvo en el display de mi messenger semana tras semana. Mis amigos me preguntaron si me consideraba un masoquista, si realmente me dolía tanto perderte o si había otro motivo por el que permanecías como un cuadro en un museo completamente inmóvil e intocable. Pues sí, otras razones acompañaban a tu linda imagen. El hecho de que otras personas encontraran en mí a una persona comprometida, me llevaba a un estado de tranquilidad extrema y de libertad sobre mis actos completa al 130%.

Me había aburrido de escuchar tantas canciones de Snow Patrol, puse aleatorio el mp4, por fin algo mas movido como The Strokes; justo suena someday, probablemente ni lo tengas presente. Yo iba con dirección a mis clases de tarde y tu me acompañabas con la intención de presentarte como la firme, sonaba esa canción. Ni en sueños me lo creerían, pensé. Una cuadra antes de llegar te obligué a despedirnos. Tomaste un taxi de esos amarillos y te fuiste directo a tu casa, eso no me consta, pero fue lo que me dijiste. Momentos tiernos, de abrazos y besos, incluso con mentiras llenas de pasión, con engaños sin rencor, con niñez en nuestras venas. Eramos seres nada materiales. Cuanto he cambiado, cuanto habrás cambiado, sé que no te extraño; los días pasan y mi línea de tiempo se hace un zigzag interrumpido por sentencias de amor, por canciones inapropiadas y criaturas inexistentes. Es probable que no nos volvamos a ver, lo sé.. lo sé muy bien.

miércoles, 14 de enero de 2009

Entre salones

Era conciente que el tiempo había corrido, es mas, fui yo quien anduvo lento preparando mis cosas. Subí las escaleras como pude, me tropecé con dos señores que bajaban con unos violines viejos. Estoy seguro que en algún otro lugar los había visto, y si es que estoy en lo cierto, eran unos verdaderos profesionales! Llegué al último escalón y me encontré con Sandro. Me dijo que ni se me ocurra acercarme a la puerta, era muy tarde y al parecer el profesor era un todo de fastidio. Textualmente me dijo:"Ese huevón está loco, no toques la puerta. Yo lo hice y me mandó a la mierda." Bueno, por segunda vez en la semana tendré que regresar sin haber aprendido al menos una nota musical, pensé.. Tal vez mi cara daba mucho que desear, el caso es que Sandro me miró y me dijo:"Oe tío no te hagas palta, vamos a arriba. Las flacas que bailan marinera están bien ricas en el tercer piso".. No paré de reirme. No tenía nada que perder, además siempre me habían dicho que a esas tipas las vuelven locas los patas con cabellos largos, guitarras trovadoras y cigarros. Una vez arriba la música era realmente deprimente, nunca me gustó el ritmo de la marinera. Lo sentía tan repetitivo, tan cuadrado, no buscaba salir ni por un segundo de la partitura. Pero, estaban ellas que bailaban y alegraban el momento. Entre la multitud hubo una que cambió mi pensar sobre ese género músical y sólo desde ese momento tuve en mi cabeza paz, amor y bastante tranquilidad. Miré detenidamente como estiraba su cuerpo, como agitaba el pañuelo, su zapateo... taco, punta, taco punta. Su sonrisa impregnada en su rostro como un fotocheck, su caderas moverse casi sexualmente y sus ojos delineados como alguien que por su sola apariencia desencajaría en ese grupo de marineritas.. Parecía un momento de camara lenta en el cine y de fondo una canción de Celine Dion al estilo Titanic!.. Sandro siguió caminando. él conocía a varias, lo saludaron. Era como si la música se hubiese detenido y el gran profesor estaría en la pista de baila. Por favor! era Sandro... "Oe compare, ven que te presento a estas jermitas.." me dijo con esa voz recontra ponzoñosa que lo caracterizaba. Yo obedecí con el interés de que entre esas "jermitas" estuviera incluida aquella chica que continuaba mirando de reojo. Sin embargo, una parte de mí imaginaba que él no la conocía.. y peor aún.. ninguna de las "jermitas" era amiga suya... Maldito maleficio!.. Que yo me llamo tal.. y yo tal... y yo tal... cada una me decía. Quién me comentó sobre el concepto que tenía por las chicas que bailaban marinera en el tercer piso no estuvo nunca equivocado, es más opino lo mismo y adjunto a lo ya mencionado que, al igual como se lo dije a Sandro, "estas flacas son unas perras brother, de donde han salido." Pero, en ese momento eso ni me interesaba. Mi sentido apuntaba a otro lado y pues ahí quería llegar. Escuchaba algunas cosas de las que conversaban Sandro y sus amigas palomitas bailarinas y por dentro me reía de manera burlona. Era tan patético.. oir que hablaban de fiestas, alcohol, baile y quien sabe que más, me parecía tan impersonal que me abstenía de hacer comentario alguno. Pasaron las horas y suena el bip bip de mi reloj avisándome que ya eran las 6. Maldita sea, era hora de regresar a mi casa. Ahí me encontraría con alguien, es mejor no mencionar su nombre. Se supone que mi famosa clase de música en donde las notas musicales quedarías grabadas en mis oídos eternamente había termindo 15 minutos antes. Lo miré a Sandro y con cara de preocupado le dije: "Brother la cagada, son las 6... ya me quito, creo que me perderé lo mejor puta mare. Cualquier huevada toma foto pe".. Sandro riéndose a carcajadas me mira y me dice..:"Lo mejor? no hables huevadas.. yo estoy pasándola de lo mejor desde que llegué" y bacilándose a un punto en el que ya no aguantaba la compostura me dijo despidiéndose:" Adiós niño, anda a jugar entre salones..."