miércoles, 28 de enero de 2009

Volverte a ver

Andaba con la guitarra colgada en la espalda, audífonos a todo volumen y el pantalón algo pegado. Por esos días había dejado de verla. Semanas atras discutimos por culpa de nuestros amigos que eran bastante entrometidos. Yo soñaba aún con tenerla nuevamente entre mis brazos. No siempre las cosas mantienen un resultado positivo. Era uno de esos días en los que el sol está ahí sin saludarte, pero fastidia al punto de hacerte comprar un helado. Gasté mi dinero y sin dirección alguna continué caminando. Iba recordando aquellos días en los que subida en tu moto acuática campeonabas todos los torneos existentes organizados por alguna marca como Billabong o Rip Curl. Siempre insoportable, incluso antipática; pero el hecho de que me mires con esos delineados ojos verdes era suficiente para evitar que dijera algo que pueda hacernos discutir. Nunca te daba la razón, sólo me iba lejos, muy lejos. Donde estarás ahora, no me gusta recordar la forma como nos despedimos. Hay momentos en los que el control se pierde y tenerlo de vuelta es más que imposible. Nos miramos, tu sabías lo que te iba a decir, "somos muy distintos, las cosas que hacemos son completamente diferentes, está de más continuar".. estoy seguro que te dolió, quizá no tanto como a mí. Pero como diría un salsero que no recuerdo su nombre por el hecho de que no me gusta la salsa "TODO TIENE SU FINAL, NADA DURA PARA SIEMPRE"... y así fue, tu foto con las manos en la cintura y tu insuperable polito celeste que resalta aún más tu belleza se mantuvo en el display de mi messenger semana tras semana. Mis amigos me preguntaron si me consideraba un masoquista, si realmente me dolía tanto perderte o si había otro motivo por el que permanecías como un cuadro en un museo completamente inmóvil e intocable. Pues sí, otras razones acompañaban a tu linda imagen. El hecho de que otras personas encontraran en mí a una persona comprometida, me llevaba a un estado de tranquilidad extrema y de libertad sobre mis actos completa al 130%.

Me había aburrido de escuchar tantas canciones de Snow Patrol, puse aleatorio el mp4, por fin algo mas movido como The Strokes; justo suena someday, probablemente ni lo tengas presente. Yo iba con dirección a mis clases de tarde y tu me acompañabas con la intención de presentarte como la firme, sonaba esa canción. Ni en sueños me lo creerían, pensé. Una cuadra antes de llegar te obligué a despedirnos. Tomaste un taxi de esos amarillos y te fuiste directo a tu casa, eso no me consta, pero fue lo que me dijiste. Momentos tiernos, de abrazos y besos, incluso con mentiras llenas de pasión, con engaños sin rencor, con niñez en nuestras venas. Eramos seres nada materiales. Cuanto he cambiado, cuanto habrás cambiado, sé que no te extraño; los días pasan y mi línea de tiempo se hace un zigzag interrumpido por sentencias de amor, por canciones inapropiadas y criaturas inexistentes. Es probable que no nos volvamos a ver, lo sé.. lo sé muy bien.

miércoles, 14 de enero de 2009

Entre salones

Era conciente que el tiempo había corrido, es mas, fui yo quien anduvo lento preparando mis cosas. Subí las escaleras como pude, me tropecé con dos señores que bajaban con unos violines viejos. Estoy seguro que en algún otro lugar los había visto, y si es que estoy en lo cierto, eran unos verdaderos profesionales! Llegué al último escalón y me encontré con Sandro. Me dijo que ni se me ocurra acercarme a la puerta, era muy tarde y al parecer el profesor era un todo de fastidio. Textualmente me dijo:"Ese huevón está loco, no toques la puerta. Yo lo hice y me mandó a la mierda." Bueno, por segunda vez en la semana tendré que regresar sin haber aprendido al menos una nota musical, pensé.. Tal vez mi cara daba mucho que desear, el caso es que Sandro me miró y me dijo:"Oe tío no te hagas palta, vamos a arriba. Las flacas que bailan marinera están bien ricas en el tercer piso".. No paré de reirme. No tenía nada que perder, además siempre me habían dicho que a esas tipas las vuelven locas los patas con cabellos largos, guitarras trovadoras y cigarros. Una vez arriba la música era realmente deprimente, nunca me gustó el ritmo de la marinera. Lo sentía tan repetitivo, tan cuadrado, no buscaba salir ni por un segundo de la partitura. Pero, estaban ellas que bailaban y alegraban el momento. Entre la multitud hubo una que cambió mi pensar sobre ese género músical y sólo desde ese momento tuve en mi cabeza paz, amor y bastante tranquilidad. Miré detenidamente como estiraba su cuerpo, como agitaba el pañuelo, su zapateo... taco, punta, taco punta. Su sonrisa impregnada en su rostro como un fotocheck, su caderas moverse casi sexualmente y sus ojos delineados como alguien que por su sola apariencia desencajaría en ese grupo de marineritas.. Parecía un momento de camara lenta en el cine y de fondo una canción de Celine Dion al estilo Titanic!.. Sandro siguió caminando. él conocía a varias, lo saludaron. Era como si la música se hubiese detenido y el gran profesor estaría en la pista de baila. Por favor! era Sandro... "Oe compare, ven que te presento a estas jermitas.." me dijo con esa voz recontra ponzoñosa que lo caracterizaba. Yo obedecí con el interés de que entre esas "jermitas" estuviera incluida aquella chica que continuaba mirando de reojo. Sin embargo, una parte de mí imaginaba que él no la conocía.. y peor aún.. ninguna de las "jermitas" era amiga suya... Maldito maleficio!.. Que yo me llamo tal.. y yo tal... y yo tal... cada una me decía. Quién me comentó sobre el concepto que tenía por las chicas que bailaban marinera en el tercer piso no estuvo nunca equivocado, es más opino lo mismo y adjunto a lo ya mencionado que, al igual como se lo dije a Sandro, "estas flacas son unas perras brother, de donde han salido." Pero, en ese momento eso ni me interesaba. Mi sentido apuntaba a otro lado y pues ahí quería llegar. Escuchaba algunas cosas de las que conversaban Sandro y sus amigas palomitas bailarinas y por dentro me reía de manera burlona. Era tan patético.. oir que hablaban de fiestas, alcohol, baile y quien sabe que más, me parecía tan impersonal que me abstenía de hacer comentario alguno. Pasaron las horas y suena el bip bip de mi reloj avisándome que ya eran las 6. Maldita sea, era hora de regresar a mi casa. Ahí me encontraría con alguien, es mejor no mencionar su nombre. Se supone que mi famosa clase de música en donde las notas musicales quedarías grabadas en mis oídos eternamente había termindo 15 minutos antes. Lo miré a Sandro y con cara de preocupado le dije: "Brother la cagada, son las 6... ya me quito, creo que me perderé lo mejor puta mare. Cualquier huevada toma foto pe".. Sandro riéndose a carcajadas me mira y me dice..:"Lo mejor? no hables huevadas.. yo estoy pasándola de lo mejor desde que llegué" y bacilándose a un punto en el que ya no aguantaba la compostura me dijo despidiéndose:" Adiós niño, anda a jugar entre salones..."