jueves, 4 de septiembre de 2008

Cada vez que cuentas las horas

Habíamos sido uno después de todo. El hecho de que yo constantemente rompa tus cartas para tratar de no extrañarte en cada distanciamiento que nos dabamos resulta considerablamente cobarde. Sí, lo sé; pero que puedo hacer ante tanta amenaza inhumana de parte de tu persona. Te doy toda la razón, cuando a mi me cuentan de que mi vida está hecha cuadritos y que los días pasan y no hago nada por encontrar la pieza del rompecabezas, mi cuerpo se termina escarapelando. Soy conciente de tu déficit mental, es que desde chiquito me educaron con la idea de que Tú eres un niño prodigio, naciste con el coheficiente intelectual más alto de lo normal. Es muy probable que de tanto fumar hayan muerto tantas ideas embarradas de conocimiento, sin embargo aun pienso que mis palabras se las lleva el viento cuando se trata de ti. Si tratar que me escuches es buscar agua en el desierto, estoy seguro que hacer el intento de que mires por mis ojos será pedirte que suicides tus versos llenos de cólera para con tu prójimo. 

Como siempre te dije, el motivo por el que yo aún pretendo ser virginal como la sopa en cajita es porque me llamarán para un casting para un programa mejor que esos de Panamericana Televisión. Y por siacaso, yo no pretendo dejarme explotar; sólo que valoren mis dotes actorales y demostrar que también soy un excelente bailarín. ¿Acaso esta historia te resulta conocida? Por favor no lo respondas, sé muy bien cada uno de tus chiste con mala fe. Hoy ya es jueves, no me busques ni me llames cuando esté por acostarme; odio que me digas cuanto falta?, qué hora es?, cuándo vienes? Recuerda que puedo dejar de ser yo y enterrarte en tus horas. Horas libres de pecado, porque tú eres así.