miércoles, 3 de diciembre de 2008

Terminándome

Hace días que no pasaba por tu casa, la última vez que cruce tu calle llovío de tu ventana un poco de agua con sabor a naranja, ¿qué habrá sido? No puedo creer que te haya afectado mi pronta decisión.. Tienes que tomar en cuenta que las mitologías y dogmas no van conmigo, yo digo SI y punto; no es necesario que me tengas que dar la contra para entender que no estás de acuerdo, basta con que me mires de mala manera y frunzas un poco tus cejas; sin embargo no te haré caso... te ignoraré y pensaré que fue uno de tus tantos ratos de locura.

Llegué a la tienda de la esquina, me asomé ligeramente para ver si alguien conocido podía detectar mi presencia; por un minuto pensé -y que chucha, que nadie se meta carajo, ya es hora de que me dejen en paz- Pero osea, siempre hay de esos envidiosos metichones que tienen que abrir la bocota justo en el momento menos esperado. Di dos pasos a la derecha, uno al frente, tres a la izquierda; logré ver tu ventana, cortina cerrada, luces apagadas. Era el momeno propicio como para invadir tu privacidad y dejar un rastro de mí en tu vida. En el oscuro recuerdo que ocultaste muy al fondo de tu almohada y que estoy seguro consigue hacerte llorar en esos momentos melancolicos que suelen tener las "mujercitas" como tú. Llegué a tu puerta con la certeza de que no había nadie dentro de tu casa, di un salto felino y logré cogerme del muro de tu ventana, felizmente estaba abierta. Entré como quien dice ESTE ES UN CHORO MONCE. Me golpeé todo el cuerpo bastante, he perdido bastante físico desde hace más de un año, vida de casado.
Tu dormitorio era el mismo, recordé las poesías en tu cama y las historias perversas debajo de ella, varias travesuras dentro de tu ropero y la infaltable linterna para las noches en las que yo era un infractor noctámbulo de normas paternales.
Aun guardabas la almohadita que te regalé, tantos sueños a tu lado me decías siempre. -Pero por favor, tu me conocías bien, sabes como soy; nunca me cuestan las cosas, soy como el agua, sin color, sin sabor, sin DOLOR.

Estaba adentro, debajo de ese techo que nos vio morir, que nos vio renacer y aunque no lo crea fue testigo de mil aventuras. No pretendo nombrar alguna, se que tú no lo hubieras aguantado, siempre fuiste así, callada, tranquila, bastante soberbia, linda y siempre, siempre muy estúpida.
Tenía lo que necesitaba, un par de discos de AC/DC que no recuerdo cuando te los presté o que quizá los cogiste sin nisiquiera pedirlos; pero no importa, ya estaban de regreso, nuevamente conmigo. Era lo único que podía ser útil en ese lugar y lo único que verdaderamente significaba algo más que un famoso "You shook me!"..
Sin verguenza alguna bajé por las escaleras, abrí la puerta que siempre llevaba la llave puesta por dentro, salí y respiré nuevamente aire puro, limpio... era yo nuevamente. Las cosas son así, terminan como una larga canción de rock, tienen un inicio bastante romántico, melodioso, atractivo y se ven opacadas por un solo de guitarra que consume los minutos dejándonos pocas veces coros inolvidables..