miércoles, 14 de enero de 2009

Entre salones

Era conciente que el tiempo había corrido, es mas, fui yo quien anduvo lento preparando mis cosas. Subí las escaleras como pude, me tropecé con dos señores que bajaban con unos violines viejos. Estoy seguro que en algún otro lugar los había visto, y si es que estoy en lo cierto, eran unos verdaderos profesionales! Llegué al último escalón y me encontré con Sandro. Me dijo que ni se me ocurra acercarme a la puerta, era muy tarde y al parecer el profesor era un todo de fastidio. Textualmente me dijo:"Ese huevón está loco, no toques la puerta. Yo lo hice y me mandó a la mierda." Bueno, por segunda vez en la semana tendré que regresar sin haber aprendido al menos una nota musical, pensé.. Tal vez mi cara daba mucho que desear, el caso es que Sandro me miró y me dijo:"Oe tío no te hagas palta, vamos a arriba. Las flacas que bailan marinera están bien ricas en el tercer piso".. No paré de reirme. No tenía nada que perder, además siempre me habían dicho que a esas tipas las vuelven locas los patas con cabellos largos, guitarras trovadoras y cigarros. Una vez arriba la música era realmente deprimente, nunca me gustó el ritmo de la marinera. Lo sentía tan repetitivo, tan cuadrado, no buscaba salir ni por un segundo de la partitura. Pero, estaban ellas que bailaban y alegraban el momento. Entre la multitud hubo una que cambió mi pensar sobre ese género músical y sólo desde ese momento tuve en mi cabeza paz, amor y bastante tranquilidad. Miré detenidamente como estiraba su cuerpo, como agitaba el pañuelo, su zapateo... taco, punta, taco punta. Su sonrisa impregnada en su rostro como un fotocheck, su caderas moverse casi sexualmente y sus ojos delineados como alguien que por su sola apariencia desencajaría en ese grupo de marineritas.. Parecía un momento de camara lenta en el cine y de fondo una canción de Celine Dion al estilo Titanic!.. Sandro siguió caminando. él conocía a varias, lo saludaron. Era como si la música se hubiese detenido y el gran profesor estaría en la pista de baila. Por favor! era Sandro... "Oe compare, ven que te presento a estas jermitas.." me dijo con esa voz recontra ponzoñosa que lo caracterizaba. Yo obedecí con el interés de que entre esas "jermitas" estuviera incluida aquella chica que continuaba mirando de reojo. Sin embargo, una parte de mí imaginaba que él no la conocía.. y peor aún.. ninguna de las "jermitas" era amiga suya... Maldito maleficio!.. Que yo me llamo tal.. y yo tal... y yo tal... cada una me decía. Quién me comentó sobre el concepto que tenía por las chicas que bailaban marinera en el tercer piso no estuvo nunca equivocado, es más opino lo mismo y adjunto a lo ya mencionado que, al igual como se lo dije a Sandro, "estas flacas son unas perras brother, de donde han salido." Pero, en ese momento eso ni me interesaba. Mi sentido apuntaba a otro lado y pues ahí quería llegar. Escuchaba algunas cosas de las que conversaban Sandro y sus amigas palomitas bailarinas y por dentro me reía de manera burlona. Era tan patético.. oir que hablaban de fiestas, alcohol, baile y quien sabe que más, me parecía tan impersonal que me abstenía de hacer comentario alguno. Pasaron las horas y suena el bip bip de mi reloj avisándome que ya eran las 6. Maldita sea, era hora de regresar a mi casa. Ahí me encontraría con alguien, es mejor no mencionar su nombre. Se supone que mi famosa clase de música en donde las notas musicales quedarías grabadas en mis oídos eternamente había termindo 15 minutos antes. Lo miré a Sandro y con cara de preocupado le dije: "Brother la cagada, son las 6... ya me quito, creo que me perderé lo mejor puta mare. Cualquier huevada toma foto pe".. Sandro riéndose a carcajadas me mira y me dice..:"Lo mejor? no hables huevadas.. yo estoy pasándola de lo mejor desde que llegué" y bacilándose a un punto en el que ya no aguantaba la compostura me dijo despidiéndose:" Adiós niño, anda a jugar entre salones..."