martes, 9 de marzo de 2010

Casi descartado

Eran tardes difíciles. Desde que decidí vivir solo muchas cosas empezaron a parecer casi imposibles. Mis indeciciones incrementaron y las llamadas a mi celular eran completamente nulas, era un ogro de pantano, durmiendo hasta las 11 de la mañana y acostándome con cuanta mujer fácil encuentre en los bares de Lima. Era mi subconsciente, me había acostumbrado a estacionarme en la puerta de la vecina, que es otra floja de mierda como yo, y a esperar que el timbre me despierte haciendo que mi auto tenga que mover. Antes de presionar el acelerador me tiraba a la vecina que a gritos me obligaba a obedecer, preparaba un café y me iba a trabajar; días de pendejo lo llamaría mi padre. Sea como sea, era solo yo; un sirviente sexual amateur de todas las enfermas sexuales amateurs de la cuadra. Mis amigos me insinuaban para organizar fiestas en mi casa, mas de una vez los mandé a la mierda, a mi esas huevadas nunca me han gustado. Mis días eran difíciles, y sí que lo eran; lavar mi ropa o ir a la lavandería, lustrar mis zapatos y limpiar la sala luego de cada reunión, eran cosas que causaban un estrés casi mortal. Si bien es cierto, soy hombre y mis ganas por ser el "padre" de todos los vicios siempre está presente, hay circunstancias que pierden significado, al menos para mí. Leía el periodico mientras un vino algo caro era derramado por mi garganta, reía con los artículos de mis amigos, drogadictos todos ellos, secretos nuestros. Eran tardes difíciles, frías, con sueños hechos vida y temas de conversación que pretendían ser mi calvario.

Estaba casi descartado, mi esposa se llevó a mis hijos, mi familia partió a Caracas y mi trabajo se volvió pasión diaria, solitaria y partida en dos, con sucias letras y consonantes repetidas.. 
Casi descartado, de mi vida semejante a mi ex vida, semejante a todas las vidas y extraña a lo que alguna vez firmamos en un contrato, vida nuestra, vida estúpida; descartada de mejoras, entredichos y virtudes. Casi descartado, siempre lo supe, solo y descartado mientras hice el amor con cada una.

Las consecuencias eran obvias, me dejé la barba, dejé la bebida y cambié de nombre. A veces resulta interesante, sobretodo cuando son varias las personas que intentan demostrarte lo tan equivocado que estás. Situaciones de mierda con sabor a alegría; mi cama era un desorden, casi un chiquero. Gente que preguntaba por mí, mi ausencia decía "presente" todos los días y mis lagrimas se notaban a 1km. de distancia. Esa frase de The Cure hecha canción que dice "Boys don't cry" era una farsa cada vez que lloraba frente al espejo, me veía viejo, ingenuo aún y con muchas canas por brotar de mi cara. Estaba casi descartado de felicidad, de amor y algo de piedad. Mis amores partieron todas juntas y ni la vecina de falda corta con cara de amor impúdico gustaba "desvirgarse" conmigo. Dormía poco, las horas las consumía fumando cigarrillos tóxicos y escribiendo cartas de amor que jamás entregaría. Alguna vez en uno de mis sueños aparecieron mis dulces amores dispuestas a recoger una por una sus cartas, sonreían mientras las leían, se sentían identificadas con las historias que inventé y con su mirada trataban de desnudar más capítulos de novelas densas, con amor y desorden. Siempre fui así y estuve casi descartado esa mañana que la madre de mi esposa me vio desnudo luego de hacer el amor salvajemente con su hija. Descartado del ejército al que nunca decidí postular por usar unos anteojos de chico nerd y descartado de la escolta del colegio por ser bastante corto de tamaño en lo que a piernas largas se refiere.
Casi descartado de las películas de mi novia cineasta, de las canciones de mi chica pianista, de los lienzos de mi bella pintora y los sonetos de mi dulce poeta. Casi descartado de mi vida, de mi soledad y mis lámparas tenues; del silencio que me habla tartamudeando y sirenas que acompañan mis baños matutinos. Porque, aunque estuve casi descartado, fue el pesar de andar peor el que me sacó de mi tiniebla, me afeité y boté los ceniceros. Anduve descartado ésta vez de la muerte bilingüe y vecinas espumosas, al punto de partir lejos y buscar mis partituras, escribir nuevamente y olvidarme de todo lo que me ata al mundo esclavo y torpe. Casi descartado por mis miedos, que eran valientes en medio de todo, cada uno con nombre y apellido. Casi descartado para ella, para ella y para ella. Casi descartado hasta que volví y la luz se hizo un par con mi silueta, me hice verdad y sin creer en dios, él me perdonó, incluso haciéndome entrar a su morada. Fumamos juntos y borrachos gritamos algunos "Aleluyas!". 
Vida tonta, casi descartada. Hasta que los suelos se movieron como arena en el desierto y el cielo se hizo claro aún siendo de madrugada. Casi descartado de sus labios, de su vida. Casi descartado de un final, de un inicio, de un intermedio; casi descartado de creer.

Incluso dejé de anotar todo en lo que estuve casi descartado, fueron muchas las páginas. No hubieron preguntas, ni respuestas; aunque haya confesado que "casi descartado" no terminé, mi vida acabó en medio de todo. Y sin criterio alguno decidí volver a vivir, ésta vez no "casi descartado", ya no era necesario. No existía un por qué.