domingo, 30 de agosto de 2009

El Simulador

Es que puede resultar incomodo y aunque no lo he pensado de otra manera, es mejor que nos alejemos. Yo he vivido lo mismo hace un año, cometí el error de divulgarlo; hoy todos lo saben y dejó de ser un secreto como lo eres tú. Yo andaba con ella y el tiempo transcurría muy lento, bebíamos alcohol de todo tipo, escuchábamos buena música en el auto, hacíamos el amor e incluso a veces se molestaba conmigo por mis ganas de besarla locamente donde fuese. Una vez se me ocurrió llevarla a los juegos mecánicos, debo confesar que para esas cosas tengo muy poca imaginación. Llegamos y ya andábamos aburridos de sólo mirar lo que había alrededor. A lo lejos un simulador de montaña rusa nos miraba con unos ojos coquetos, diciéndonos: "Vengan, suban". Hice caso y compré dos boletos. Ahí, o subía uno, o subían dos; nunca ni tres, ni cuatro, ni más. Ingresamos, era muy oscuro, con unos asientos sin división a lo largo. Al frente una pantalla grande en dónde se proyectaría la escena de la montaña rusa. No la recuerdo, es que no la vimos. Se nos ocurrió besarnos, desnudarnos y aprovechar los 8 minutos que duraba la cinta haciendo el amor. Los movimientos de la maquina eran reales, para arriba, para abajo. Yo andaba loco, con miedo; pero fue grandioso. Había ruído, ella gritaba sin verguenza alguna. A veces intento olvidar ese momento, olvidarla. Bajamos, la gente nos quedó mirando. No sabían lo que había sucedido dentro, no tenían ni la más mínima idea de que ser un tipo con apariencia normal, puede llevarlos a la equivocación al opinar de mi personalidad.
Por eso, insisto; puede que resulte incomodo. Hay mucho por detrás, tú me entiendes. Sé que no es necesario repetirlo. A menos que prefieras ir al simulador.