sábado, 14 de noviembre de 2009

Las Tres

Tú eras una de las 3. Era febrero, siempre fui muy indeciso. La primera estudiaba conmigo, alguna vez tuvimos una relación, nada seria. Todo surgió una noche que entre juegos de adolescentes decidimos probar algo más que una amistad de mentiras y verdades. No resultó, al poco tiempo tuvimos que separarnos. La segunda era corista de mi banda. 15 de febrero, hacía mucho calor; ella andaba con un polo pequeño que resaltaba sus bellos senos. Intenté besarle un par de veces, pero sólo conseguí tacharla de la lista al darme cuenta que me veía como "el guitarrista de la banda" a quien amaba en secreto y nada más. Sus cabellos castaños me hicieron perder la conciencia muchos fines de semana. Todos morían por ella, qué novedad dentro de mi lista. La primera y la segunda no se conocían, pertenecían a dos mundos paralelos en los que solía existir de madrugada. Cuando llegó la tercera, las cosas cambiaron. Me enamoré sin tomar en cuenta la circunstancia. Todo empezó desde los cortos versos que compartíamos por mensajes de texto. Tiempos aquellos, en los que la vida te habla al oído diciéndote qué hacer y el miedo frente a ti, confunde tus sentidos; finalmente sólo me di cuenta lo equivocado que estuve tanto tiempo de la vida.
La tercera no era poeta, era pintora. Tenía un tatuaje en el muslo que alguna vez me lo mostró, se vestía lo suficientemente ridículo para enamorar a mi estúpido corazón. Ambos eramos conscientes de lo que sucedía entre nosotros. Hablábamos muy poco, yo jamás insistí; lamento haber olvidado sus besos, lamento haber dejado de lado sus trazos. La primera, perdida en el tiempo y noches de diversión fue desplazada. La segunda era aún una niña, consiguió que por su inocencia me apiade de ella y sus cuadernos de futura universitaria. La tercera, un amor rezagado entre cartas nunca entregadas, escondidas en billeteras viejas y escritas en hojas de cuaderno borrador.

Pasaron los meses, la historia era distinta. Había olvidado lo sucedido con cada una de ellas, quedaron en lista de espera por más de una semana. Cuando encontraron la respuesta era muy tarde, yo había partido. Había decidido olvidar. Olvidar.. para siempre.